AS (Catalunya)

Sentirse como en casa, el reto de Rubi en El Alcoraz

El equipo pierde gas fuera y espera corregirlo el domingo

- ALBERTO MARTÍNEZ

El Espanyol está siendo la sensación de LaLiga por su juego y por una quinta posición cimentada, principalm­ente, en Cornellà-El Prat. Los blanquiazu­les han sumado los 12 puntos por los que han peleado, tumbando a rivales europeos como Valencia o Villarreal, aunque lejos de su estadio el balance es distinto. Sin ese abrigo, han sumado dos de 12, unos guarismos que deben mejorar si el objetivo es no caer de esos puestos altos.

El equipo de Rubi tendrá dos oportunida­des en dos estadios de recién ascendidos. En apenas seis días, el termómetro del rendimient­o fuera de casa se calibrará en Huesca y Valladolid. Aunque la intención del técnico y de los jugadores es la de plantear los partidos igual indistinta­mente del campo, lo cierto es que los blanquiazu­les se están encontrand­o con más dificultad­es en todas las facetas del juego, como si la horma no estuviera amoldada a su zapato como si ocurre en Cornellà.

Números Caen la posesión, los remates y también los goles a favor

El algodón. El Espanyol no alcanza el 50% de posesión media en los cuatro partidos jugados, penalizado principalm­ente por el duelo ante el Real Madrid. Solamente en Vitoria la ganó con holgura (63,4%), propiciado también por el agazapado rival después del 2-1. En Vigo, logró ganarla por décimas (51,6%), mientras que en el Bernabéu fue sometido (37,4%) y en Vallecas también perdió esta seña de identidad (47,3%).

Es cierto que la posesión sin profundida­d es como sujetar un cuchillo de plástico, pero es un indicio de la comodidad del equipo en cada partido. En el balance de remates a portería también hay una pequeña ventaja de los locales: 50 remates por 47 de los blanquiazu­les, con el encuentro ante el Celta de la primera jornada, con 14, como el más ofensivo. Estos datos se traducen en los solo cuatro goles que ha anotado el conjunto blanquiazu­l.

Al margen de los aspectos numéricos, el Espanyol ha vivido episodios puntuales que le han costado irse de vacío, pero que también han denotado una cierta fragilidad. Los cinco minutos de desconcier­to en Vitoria o la segunda parte de Vallecas son síntomas que los de Rubi quieren despejar en El Alcoraz y luego en Zorrilla, dos campos que el técnico conoce a la perfección, una buena manera para que el Espanyol se sienta como en casa.

En las nueve temporadas que se han disputado en el estadio (esta es la décima), la primera victoria fuera de casa llegó en septiembre en cuatro de ellas, mientras que las peores campañas fueron la pasada (no se ganó hasta enero) y la primera de Sergio González (se ganó en diciembre). En octubre se ganaron en dos ocasiones, ambas con Pochettino.

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ÚLTIMA DERROTA. Marc Roca y Sergio García se lamentan después de la derrota en el Bernabéu.

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