AS (Catalunya)

Il Balilla Meazza, una vida de película

Todo un personaje que debutó con sólo 17 años

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Giuseppe Meazza

(1910-1979) fue el pionero del star-system en el fútbol. Su historia, como la de muchos grandes ídolos, es de película. Criado a las afueras del barrio Porta Victoria en Milán, su padre murió en combate en la Primera Guerra

Mundial. Vendía fruta y jugaba descalzo. Sus números fueron los de un grande (259 goles en 425 partidos de Serie A y 33 goles en 53 partidos con Italia), pero Meazza era alguien más fuera del campo. Junto a Tazio Nuvolari y Fausto Coppi vertebró, en parte, la primera mitad de siglo XX del deporte italiano. Le gustaban los coches, salir con chicas y era admirador de

Rodolfo Valentino hasta el punto de que, cuando este murió, quiso peinarse a su estilo para homenajear­le.

A Meazza no le gustaban las polémicas, pero nunca pudo evitar cierta fama de díscolo. Uno de sus episodios más recordados en Italia evocará aquí a Mágico González. La leyenda cuenta que en un partido del Scudetto de 1929 hubo que ir a buscar a Meazza un domingo a mediodía porque no se había presentado. Al parecer, a Meazza le gustaba salir y tomar alguna copa los días antes de partido. Después de ser levantado de la cama de súbito, Meazza ya había marcado antes de la primera media hora…

Le llamaron Peppino, pero también se quedó con el sobrenombr­e de Il Balilla. Cuando Leopoldo Conti, jugador del

Inter, se enteró de que Meazza sería titular con sólo 17 años, exclamó: “Ahora fichamos jugadores en los jardines de infancia”. La Ópera Nacional Balilla reclutaba desde 1926 niños de

entre 8 y 14 años para imbuirlos de los ideales del fascismo.

La gente le dedicaba melodías. Una de la más recordada fue

esta: “La donzellett­a vien della campagna, e intanto lei va pazza per Meazza, que fa reti quasi sempre a tempo di fox trot” (La doncella viene del campo, y mientras tanto ella se vuelve loca por Meazza, que marca goles a tiempo de fox

trot). El fox trot era un baile de salón. Meazza, un jugador elegante, con dribbling y capaz de templar y marcar.

Cuentan que su mejor partido fue una derrota: la llamada la Batalla de Highbury. El 14 de noviembre de 1934, Inglaterra e Italia jugaron en el campo del Arsenal un partido supuestame­nte amistoso. Era el primero que Italia jugaba después de ser campeón del mundo. Mussolini llegó a ofrecer un

Alfa Romeo a sus jugadores y la exención del servicio militar si eran capaces de ganar a los ingleses en las islas. Sin embargo, a los 12 minutos, Inglaterra ya ganaba 3-0 y Luis Monti había abandonado el campo lesionado después de una dura entrada del inglés Drake, que sería luego segundo de Buckingham en el Barça. Entonces no había cambios. Un heroico Meazza marcó dos goles en la segunda parte y estrelló otro balón en el poste. Italia perdió pero los diez héroes aún son recordados como “los leones de Highbury”.

Ídolo

Se ganó el apodo de ‘león de Highbury’ por su gran partido ante Inglaterra

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