AS (Catalunya)

“Voy a seguir subiéndome a una tabla hasta que tenga 60 o 70 años” Gisela Pulido

Gisela Pulido (Mataró, 1994) suma diez mundiales de kitesurf freestyle (doce en total) con 24 años. Leyenda en su deporte, ahora busca las olas más grandes y las surfea.

- JORGE NOGUERA LA ENTREVISTA

¿Qué supone este Premio As del Deporte para usted?

—Es una pasada, porque ya había asistido a los premios como invitada y creo que es uno de los reconocimi­entos más grandes que puede tener un deportista, de un periódico con el recorrido que tiene el As. Estoy muy feliz de recibirlo. Además no estoy compitiend­o, me encuentro centrada en otros proyectos, y que se me valore aun así es un honor. —Creo que uno de los adjetivos que mejor define su trayectori­a es precoz. Campeona del mundo con diez años en 2004, la más joven de la historia ....

—Empecé muy pequeñita, sí. Con cinco o seis años ya competía en natación. Siempre he sido muy competitiv­a y persistent­e y mi padre lo vio y me enseñó a hacer kite. Yo le dije que no sabía si quería hacerlo, pero que deseaba competir. Y al año siguiente, que ya navegaba, aspiraba a ir a los torneos. No había campeonato­s de España ni de Europa de mi edad, así que tenía que ir directamen­te con las mayores, chicas de 25 o 30 años. El kite estaba empezando. Se juntó con mis ganas y la visión de mi padre, y salió así. Ahora una niña de diez años no podría competir a ese nivel. —Con diez años ni te enteras de muchas de las cosas que pasan a tu alrededor. ¿Cómo se llega a ser campeona del mundo a esa edad?

—Por suerte tengo memoria y me acuerdo de esos temas. Yo iba a Primaria todavía y mi padre me dibujaba en el cuaderno de los deberes lo que tenía que hacer en el campo de regatas, cómo eran las maniobras... Me daba cuatro consejos muy claros y listo, porque con esa edad no sabes tomar decisiones en el agua. Luego ya fui cogiendo conscienci­a de cosas como el tamaño de la cometa que debía utilizar para competir, qué maniobras realizar según el viento, el rival... Pero a esa edad sólo obedecía. —Es complicado encontrar a alguien que haya ganado diez veces el Mundial de un deporte individual. Usted lo ha hecho. Ocho seguidas en freestyle entre 2004 y 2011 y también en 2013 y 2015.

—Sí, sí, es complicado. Hoy en día no habría un mismo campeón ocho años seguidos por el nivel que hay. Y nunca se habla de los segundos, pero yo ganaba muy justa. Siempre era en la última prueba. No sé, manejaba mejor la presión y daba lo mejor de mí en los momentos clave.

—Dejó de ir al Mundial porque pensaba que se estaba "descomponi­endo". ¿Qué sucedió? —Lo dejé por varios motivos. Porque llevaba mucho tiempo compitiend­o. Acababa de ganar el de 2015 y se había convertido en una rutina. También necesitaba algo diferente, como este proyecto que tengo ahora de surfear las olas más grandes del mundo. En él compito contra mí misma, contra mis miedos y la naturaleza... y eso me llena. Tampoco quería irme del circuito para siempre, simplement­e descansar.

Pero cuando quise volver me lo encontré todo desestruct­urado, con diferentes mundiales, pruebas distintas y varios campeones. No hay un circuito fijo con siete u ocho pruebas. No me motiva algo así. Lo que sí tengo es la motivación y la esperanza de poder estar en los Juegos de París.

—Allí se estrenará el kite. —De hecho ya hemos tenido los primeros contactos con el COE y la Federación de Vela. Quedan seis años pero hay que ponerse las pilas, porque no va a ser ni freestyle ni olas, será una disciplina totalmente ajena a mí, con carreras, así que me toca empezar desde cero. Eso me gusta y me motiva.

—Se ha hecho vegana. ¿Es una cuestión de rendimient­o deportivo o de principios?

—Es por principios.

De hecho creo que me perjudica porque es muy difícil estar bien alimentada. Sobre todo cuando viajas, cuesta encontrar los productos que necesitas. Por ejemplo en Indonesia, que hay pescado y arroz básicament­e. Pero lo hago por principios, porque no quiero formar parte de la industria de la carne y el pescado.

—Con 24 años prácticame­nte ha recorrido el mundo entero, ¿cómo es la vida nómada del surfero?

—A mí me gusta tener un poco de estabilida­d dentro de tanto viaje. Tengo mi hogar y mi base en Tarifa y no suelo viajar más de un mes seguido. Necesito volver a casa una semana, ver a mis padres... Me encanta conocer gente y culturas, pero soy muy feliz en Tarifa.

—El vínculo es tan grande que la nombraron Hija Predilecta de la provincia de Cádiz. —¡Sí! Con Rocío Jurado, Alejandro Sanz… Es una pasada. Es verdad que nací en Cataluña, pero no eres de donde naces, sino de donde te crías. En Tarifa están mi casa, mis amigos… Voy a visitar a mi familia a Barcelona, pero allí no me siento como en Tarifa. —Habla mucho de sus padres. ¿Son las figuras más importante­s de su carrera? —Totalmente. Mi padre ha formado parte de toda mi trayectori­a. Son muy importante­s en mi día a día y me siento muy afortunada de poder disfrutar de ellos en distintos momentos. Ya sea haciendo kite, en casa… es súper bonito. Hemos pasado malos momentos como cualquier familia, pero salimos adelante. —Cuando ya no pueda tenerse en pie sobre una tabla de kite, ¿qué va a hacer?

—Yo voy a seguir con la tabla hasta los 60 o 70 años. Es un deporte muy agradecido para el cuerpo a no ser que hagas freestyle como yo, que es muy lesivo. Mi madre ha aprendido ahora, con 52 años y desde cero. Eso mola. Y cuando ya no pueda hacer kitesurf, seguiré cerca del mar. Eso seguro. —¿Se siente una pionera en su deporte?

—Pues sí. Los que estábamos cuando empecé a ganar somos los que lo hemos transforma­do. No sólo a nivel técnico, también de material, seguridad… Es curioso, porque sigo siendo una de las más jóvenes pero también de las que más tiempo lleva en esto. Así que sí, creo que soy una pionera.

Ilusión "Tengo la esperanza de poder estar en los Juegos de París"

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