AS (Catalunya)

Roberto, contra Olmeta, Manninger o Zamora jr.

Su fugacidad en el Espanyol dependerá del pase de hoy

- SEGÚN IVÁN MOLERO

Nunca es tarde para enderezar una relación prácticame­nte gafada, la que mantienen un Roberto Jiménez que venía de ser indiscutib­lemente el mejor portero en Grecia (y que el curso pasado volvió a demostrar su valía a préstamo en el Málaga) y el Espanyol. Una maldición que persiste prácticame­nte desde su fichaje, el primero de un Quique Sánchez Flores que fue el mismo que tres meses después lo relegó al banquillo, y hasta la ida de estos dieciseisa­vos de final de la Copa del Rey ante el Cádiz, en que no estuvo afortunado.

Del encuentro de esta noche dependerá, salvo lesiones inescrutab­les, si Roberto vuelve a jugar o no en el conjunto perico, con el que acaba contrato el próximo mes de junio. Y, por tanto, si acaba o no en la galería de los porteros más fugaces de su historia moderna. Por ahora, el madrileño ha participad­o en solo siete encuentros desde que firmó, en 2016, en los que ha recibido 16 goles. Los mismos disputó Ricardo Zamora de Grassa, el hijo del ‘Divino’, que solo militó un año en el Espanyol (1958-59) porque anteriorme­nte su padre, siendo técnico perico, optó por cederlo para que no pareciera que le daba un trato de favor.

Menos aún que Zamora jugaron guardameta­s más recientes, como Francesco Bardi, cuya cesión se rompió a media temporada cuando solo había

Situación El madrileño ha jugado solo siete partidos desde que su fichaje, en 2016

participad­o en dos encuentros oficiales, o su relevo, Giedrius Arlauskis, histórico por recibir 12 goles en tres partidos. En su línea de fugacidad se halla Sergio Sánchez, con seis presencias en la temporada 2002-03.

Precisamen­te Sánchez llegó al cierre del mercado estival para suplir a Alex Manninger, un portero realmente fugaz, ya que rescindió solo un mes después de su fichaje, procedente del Arsenal, sin llegar a disputar un solo partido oficial. También inédito quedaría Javi Ruiz, en un caso todavía más llamativo, puesto que formó parte del Espanyol tres años, de 2007 a 2010, pero siempre como tercer portero.

En la primera de esas temporadas coincidirí­a con Iñaki Lafuente, un cancerbero con solera, como Roberto, pero que tampoco pasó de los nueve choques, ya que tuvo tan mala fortuna que se lesionó de gravedad justo cuando le tocaba asumir la titularida­d.

Mención aparte merece Pascal Olmeta, que aterrizó en el mercado de invierno del curso 1996-97 con el cartel de estrella, si bien llegaba tras ser expulsado del Olympique de Lyon (por propinar dos puñetazos a su compañero Jean Luc Sassus), y continuó con su carácter díscolo: en su debut como perico, ante el Deportivo en la Copa, vio una roja directa por tocar el balón con la mano fuera del área, y solo jugaría un partidos más, también en el torneo del KO, contra Las Palmas. Eso sí, se marchó del Espanyol imbatido.

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