Un Sevilla de dulce gana y se gusta ante el Girona
Banega y Sarabia guían a la victoria a los de Machín
Días felices para el Sevilla, que se ha quedado a vivir en las alturas de LaLiga y parece tener todavía margen de mejora. Su víctima esta vez fue el Girona, que aguantó la primera parte pero no pudo sostener el empuje de su rival después del descanso. A los mandos de Banega y Sarabia, y con André Silva y Ben Yedder desatados arriba, ganó con facilidad y hasta tuvo tiempo de divertirse con su gente, que comprueba entre sorprendida y admirada que este año su equipo está para grandes cosas y que, pese a su rechazo a los accionistas que planean la venta, fortalece por días sus lazos de unión con un equipo que sólo le da goles y alegrías en cada partido. Desde mitad de septiembre, cuando perdió contra el Getafe, sólo sabe ganar en el Sánchez Pizjuán. Seis victorias consecutivas que le convierten en uno de los equipos más fiables de LaLiga.
Amanece un gran Sevilla a las órdenes de Machín. Con Navas recuperado para la causa y titular por primera vez después de la lesión, Escudero alcanzando un nivel óptimo de forma y Banega y Sarabia sublimes en la creación, empieza a ser un equipo incontenible por la cantidad de recursos que ofrece. Gorka retrasó el desenlace previsible con una gran parada a Sarabia en la primera parte pero el Girona no se sintió nunca cómodo. Al contrario, se vio dominado. El partido siempre fue en la dirección que quería el Sevilla y se rompió cuando nada más arrancar la segunda parte Juanpe entró al engaño de André Silva y se comió un recorte de manual del portugués, delantero con una espectacular gama de recursos.
El 1-0, de penalti (Banega), rompió el partido, pero faltaba lo mejor. Sarabia se inventó una acción que hubiera firmado el mismo Messi. Recibió de Banega, se apoyó en una pared con André Silva, habilitó a Ben Yedder y se fue al área a rematar la jugada que él mismo había diseñado. Dejó pasar el balón por delante de su pierna buena, la izquierda, y culminó con la derecha, un síntoma de confianza en un jugador que pide a gritos un sitio en la Selección. El Sánchez Pizjuán se cayó después de la definición del madrileño. El Girona llegó incluso a temer por una goleada. Por minutos se descosió ante el torrente de fútbol del rival. La herida no fue superior pero tampoco hacía falta. El Sevilla está de dulce y se divierte.
Intratable
Sexta victoria consecutiva en casa de los de Nervión
Confianza
La definición de Sarabia en el 2-0, de gran clase