AS (Catalunya)

Messi lo arregla todo

Nuevo recital de Leo, con un hat-trick y dos asistencia­s La baja de Semedo obligó a improvisar una defensa de tres Piqué, enorme

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO Y DAVID GONZÁLEZ

El Barça se aseguró llegar a Navidad como líder de la tabla tras golear al Levante a domicilio por 0-5 en una nueva exhibición de Messi, que marcó un hat-trick y asistió a Suárez para que abriera la lata y a Piqué para culminar la manita, en un encuentro en el que los de Valverde estuvieron impecables en la atención, la presión y el trabajo, que compensaro­n la urgencia de una alineación que tuvo que improvisar­se por dos veces. Si a esas virtudes le unes a Messi, al rival sólo le queda rezar, porque Leo te lo soluciona todo.

Por si no tenía bastantes problemas ya Valverde para configurar una alineación con el plantel como lo tenía, Semedo se cayó de los planes ya en Valencia siendo el único lateral derecho de la expedición. Al técnico blaugrana le tocaba improvisar sistema y optó por una defensa de tres que era reforzada por Alba cuando atacaba el Levante y que exigía a Dembélé el sacrificio de correr hacia atrás y cumplió en una faceta que no es la suya

Quedó claro desde el inicio, más allá del dibujo blaugrana, que para sacar algo en claro de Orriols hay que poner, por lo menos, la misma intensidad que el Levante. Y eso es mucho. Los de Paco López aprietan arriba de lo lindo, salen como leones al contragolp­e y hacen un fútbol que da gusto ver. El Barça comprobó muy pronto que si no ponía el turbo en cada acción, el partido correría peligro. Ejemplo práctico fueron las carreras de Boateng, un tipo que ante el Barça no se le recuerda un partido malo, que a los cuatro minutos disparó escapándos­e por la rendija que dejó Alba y que a los 32 disparó al larguero tras imponerse por fe y ganas a la defensa barcelonis­ta.

Más allá de estos dos lances, Piqué, imperial como en las últimas actuacione­s, mantenía el orden atrás, Vidal le daba al equipo la garra necesaria donde fuera (muchas veces en sitios donde no le tocaba estar, pero eso daba igual, él aparecía) y Messi esperaba paciente su ocasión.

El argentino, resguardad­o entre los centrales del equipo local, aguardaba la oportunida­d para lanzar sus carreras letales. En el minuto 32, tras recorrerse el campo, Rober salvó los muebles, pero cuando luego Rakitic robó un balón en la frontal, Messi tuvo la sangre fría de asistir a Suárez tras ver cómo le tapaban el disparo. Justo antes del descanso, fue Rochina el que cayó ante la presión de Busquets, que telegrafió un pase a Messi, que superó en la carrera a Rober para cruzar el balón ante la salida de Oier. El Barça se iba al descanso con un 0-2 ganado a pulso a base de intensidad.

Una receta que se repitió nada más reanudarse el partido. En esta ocasión fue Suárez el que recuperó, habilitand­o a Alba, que corrió la banda para hacer su jugada favorita centrando a la frontal para que Messi fusilara el tercer tanto.

Pero a pesar del 0-3, los problemas no se habían terminado para Valverde, que a los cinco minutos del segundo tiempo tuvo que retirar a Vermaelen con problemas físicos y volver a improvisar. Esta vez, el más difícil todavía fue colocar a Rakitic como central de emergencia.

Pero ni así bajó el pistón el Barça, que con espacios era un vendaval. Messi marcó el cuarto tras otra gran contra de Suárez con Vidal. Era el hat-trick número 49 de su carrera. Cabaco, con una entrada fuera de lugar sobre Dembélé, dejó a su equipo en inferiorid­ad y la goleada, culminada con una genialidad de Piqué tras asistencia de Messi (obviamente), pudo haber sido aún más dolorosa.

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