Lexus LC 500h la eficiencia deportiva
Un coupé de fascinante diseño que recurre a una motorización híbrida para rebajar los valores de consumo, todo con la calidad exquisita de la marca de lujo del Grupo Toyota
El Lexus LC 500h es uno de esos coches con los que no se puede pasar desapercibido. Un coupé de diseño tan espectacular como para hacer girar las cabezas a su paso, además mucho más original y menos común que otros modelos similares de marcas competidoras.
Un deportivo un tanto aburguesado en su planteamiento y que aporta mucho más que esa estética impactante. Para empezar, su propuesta mecánica no es nada habitual en este segmento (más allá quizá del
BMW i8), puesto que recurre a la tecnología híbrida buscando la eficiencia que es seña de identidad de la marca de lujo del Grupo Toyota.
Combina un motor de gasolina con otro eléctrico para alcanzar una potencia combinada de 359 CV, que se transmiten a las ruedas posteriores. Pese a que este rendimiento es suficiente, el elevado peso del conjunto (por el segundo motor y la batería) resta algo de brillantez a las reacciones del LC 500h, sobre todo en lo que se refiere a la aceleración y la frenada. En contrapartida, los consumos son mejores de lo presumible en un automóvil con su planteamiento, especialmente en un uso urbano donde el funcionamiento con cero emisiones es más aprovechable; en carretera las ventajas no son ya tantas y sin llegar a exprimir al máximo todo su potencial es fácil superar la barrera de los 10 litros por cada 100 kilómetros.
En todo caso, es una interpretación en absoluto radical de un coupé deportivo. Se puede circular muy rápido a su volante por carreteras reviradas, pero tiene competidores más efectivos en este terreno. Le penalizan los kilos de más y, ante todo, un cambio automático tipo CVT que no parece a la altura del resto del coche, por mucho que se repliquen hasta diez relaciones que se manejan mediante un par de levas en el volante.
Por lo demás, la calidad general del conjunto es exquisita, con materiales cuidadísimos y un equipamiento acorde con las exigencias de un cliente dispuesto a pagar 130.000 euros por un deportivo con carácter propio y quizá más polivalente y equilibrado que la mayoría de su estilo.