Andrés Krakenberger “El suplicio de la familia de Ibar está siendo infinito”
Pablo Ibar (46 años), sobrino del boxeador Urtain, afronta un cuarto juicio en Florida tras pasar 16 años en el corredor de la muerte. La ‘Asociación contra la pena de muerte Pablo Ibar’ le ayuda con la carísima defensa.
¿Cómo nació la ‘Asociación contra la Pena de muerte Pablo Ibar’? —Conocí a los familiares en una tertulia de ETB, y yo entonces era el presidente de Amnistía Internacional España. —¿Por qué se está repitiendo el juicio?
—Porque así lo dictaminó el Tribunal Supremo de Florida en febrero de 2016 al decir que Pablo no tuvo una defensa letrada eficaz y que las pruebas presentadas eran “escasas y débiles”. Entonces Pablo dejó el corredor de la muerte. —¿Cómo está la familia?
—Por un lado contentos de estar en lo que esperamos sea la recta final, pero nerviosos porque la fiscalía sigue pidiendo la pena de muerte. Han tenido que pasar por un suplicio infinito. —Especialmente su mujer...
—Me emociono cada vez que abordo el tema de Tanya. Tenía 16 años en 1994, cuando se producen los asesinatos de Miramar. Salía con Pablo. Aprovechando un viaje de los padres a Irlanda, él se las ingenió para dormir con ella una noche, pero su hermana les sorprendió y se montó una buena. Inmediatamente hizo varias llamadas a Irlanda que están reflejadas en una factura. —Y eso fue el día del crimen, ¿no? —Sí, la coartada tiene varios testigos y pruebas de esas llamadas. Tanya nunca le ha dado la espalda a Pablo, se casó con él cuando estaba en el corredor de la muerte y le iba a visitar todos los sábados, ocho horas de coche. Tiene ya 40 años y toda su existencia la ha sacrificado por él. —¿Por qué y cómo le inculpan?
—Por un error de un chaval que quiso ganar un dinero fácil y rápido. Pablo siempre ha dicho: ‘No soy un santo, pero tampoco un asesino’. Le detuvieron tras un asunto de trapicheo de drogas y alguien dijo en comisaría que ese chico se parecía al del vídeo de la casa de Miramar. —A partir de ahí, la búsqueda de fondos para pruebas periciales, de ADN, de huellas… —Sí, el presupuesto que manejamos para este juicio es de 1,3 millones de dólares (1,1 de euros). Hemos conseguido partidas de la Comunidad Vasca, de los Presupuestos Generales del Estado y de los de la Diputación de Gipuzkoa. En los dos primeros casos, son cantidades para la defensa letrada de ciudadanos que afronten condenas a muerte en el extranjero. —También tienen una campaña de ‘crowdfunding’, ¿no? —Sí. Con las aportaciones de las instituciones hemos cubierto un 84 %. Llevamos más de 20.000 euros. —¿Han recibido ayudas del deporte? El tío de Pablo fue el boxeador Urtain y su padre jugó a cesta punta en Florida. —Hubo un festival de pelota en Zarautz en 2016 y la taquilla se destinó a la defensa. —¿Qué panorama se dibuja ahora?
—-Hay tres posibilidades: no culpable, culpable o juicio nulo.
—Vamos con la opción 1… —Quedaría libre y se vendría a vivir al País Vasco con Tanya. —Opción 2…
—No quiero ni pensar en ella. Está claro que recurriríamos para evitar que se ejecute una condena a muerte. —¿Y la 3?
—Habría que empezar de nuevo de cero. —¿Son ustedes optimistas?
—Mire, ya no funcionamos en clave de esperanza, ni de optimismo, ni de pesimismo. Funcionamos en clave de determinación. Y en esas estamos.
Defensa
“Manejamos 1,3 millones de dólares de presupuesto para este juicio”