El año que se fue Cristiano
El año que se va, ha sido fulgurante en el Real Madrid. Se ha pasado volando, con una intensidad y una actividad asombrosas, que lo van a convertir en inolvidable para los aficionados y los protagonistas. Pero por encima de triunfos (lo de la Decimotercera es algo de ciencia ficción), derrotas, fichajes o ceses, hay un hecho que va a marcar el devenir deportivo en los próximos años: la espantada de Cristiano. Las nueve temporadas del delantero portugués y sus estratosféricos registros goleadores van a dejar un hueco imposible de llenar por los que están o los que puedan venir al Real Madrid. Se ha ido un mito del fútbol del siglo XXI cuya figura se agrandará más con el paso de los años.
Ni su empalagoso egocentrismo restará admiración a su recuerdo porque esos gestos egoístas quedarán difuminados en la memoria de sus datos goleadores. No hay que darle muchas vueltas al motivo de su marcha, los ínfimos impuestos que paga en Italia le permiten ganar una cifra inalcanzable para el Madrid, así que se fue por dinero. Sea como fuere, la nueva era postcristiano ha demostrado ya sus dificultades y lo utópico de encontrar en el mercado alguien de su calibre. El Madrid tiene por delante unos años de competencia con el Barça de Messi y ya no tiene la criptonita. Serán tiempos complicados, con nuevos planes y estrategias diseñados para superar un cambio de paradigma que ha empezado ya.