En busca de la victoria perdida
Seis derrotas consecutivas han embarrado este final de 2018. Una racha muy negativa —igualando la mayor de la historia del club— que ha devuelto a la parroquia perica a un estado depresivo. Ha sido como despertarse de un gran sueño de forma abrupta y sin margen para saborear lo vivido. Por ello, el año venidero se presenta con un partido que alcanza una trascendencia inesperada a estas alturas de campeonato, pues el Espanyol necesita deshacerse de esta pesada losa y volver a la senda de la victoria.
Rubi lo ha probado de todas las maneras, con cambios en el once, reajustando el sistema, probando alternativas, pero el resultado final siempre ha acabado en derrota, a pesar de que la imagen ofrecida dentro de esta larga racha negativa ha sido diversa en función de los rivales. Pasando de la lamentable imagen del derbi a las inmerecidas derrotas del Sánchez Pizjuán y el Wanda Metropolitano. Por desgracia, el fútbol no entiende de progresos ni de estados emocionales y se mueve por parámetros resultadistas, cuyos máximos exponentes han apretado el botón del pánico en la casa perica apuntando directamente a la cabeza del míster —qué fácil es atacar siempre al mismo y no ver más allá.
En busca de la victoria perdida, emulando a Harrison Ford en la célebre película de los 80. Como si de un Santo Grial se tratara, esa desconocida llamada victoria se torna más necesaria que nunca tras un mes y medio funesto en cuanto a resultados. Ante el Leganés hay que encontrarla como sea.