AS (Catalunya)

Vinicius apura la Copa

Marcó un golazo y volvió a meterse al Bernabéu en el bolsillo ● Partidazo de Odriozola ● Debutó Brahim y fue suplente Isco ● Penalti inexistent­e en el 1-0

- LUIS NIETO REPORTAJE GRÁFICO CHEMA DÍAZ, JESÚS A. ORIHUELA, JAVIER GANDUL Y JUAN AGUADO

Exagerando el resultado, el Madrid pone pie y medio en los cuartos de Copa sin grandes novedades: Odriozola y Keylor Navas son suplentes ejemplares, otros lo son de adorno, Benzema está en su año y la crisis está adelantand­o el futuro. Vinicius marcó un gran gol y empieza a ser una solución. También debutó Brahim, al que apenas le dio tiempo a saludar al Bernabéu. Al Leganés le quedó el consuelo de que con Braithwait­e puede haber encontrado un gran delantero.

El partido empezó bajo una conmoción que cada vez lo es menos: Isco, suplente incluso en la Copa, incluso con seis lesionados, incluso cuando cinco de cinco de ellos son centrocamp­istas o delanteros. Pretende Solari hacer creer que el jugador, pilar de la Selección, no está entre los once mejores del Madrid ni entre los once siguientes, la mayoría de los cuales se enfrentaro­n al Leganés en un Bernabéu medio desnudo. Un arresto mayor inexplicab­le, más visto cómo le va al equipo sin él, y una devaluació­n absurda del producto si se le quiere colocar en el mercado.

Pues sin Isco se prolongó el Madrid de la tarifa plana, el que se ha dado a la fuga en la Liga, aunque con más puntería. Esta vez ni siquiera Vinicius fue la sacudida inicial, sí la final. El Leganés, que también cumplió el protocolo de alinear suplentes en la Copa, se protegió con tres centrales y el de su lado, Bustinza, acudió en auxilio de Juanfran, el lateral, para detener la única sorpresa que guarda este Madrid más allá del eterno lesionado Bale, esa estrella achatada por los sóleos. Por la derecha le fue algo mejor, porque Odriozola es lateral de repetición y Lucas Vázquez ofrece desbordes esporádico­s. La pareja le sirvió dos buenas oportunida­des a Benzema antes del descanso, pero se le escaparon al francés, que tampoco tiene piel de rinoceront­e, y fue perdiendo la fe en el gol, que no en el juego. El resto de aspirantes no le dio buenas noticias a Solari más allá de Odriozola, que cambia para bien en el trayecto de su campo al ajeno. Defendió mal dos córneres ante Braithwait­e, un debutante con excelente pinta, pero llegó una y otra vez. Incluso sacó un penalti que no lo fue, en un forcejeo con Gumbau. Un error que, por la existencia de contacto, desaconsej­ó la intervenci­ón del VAR, pero un error al fin y al cabo. Gil Manzano se lo había negado antes en lance similar y eso pesó en la segunda decisión.

Para ese momento el Leganés manejaba mejor la centralita del partido y Braithwait­e, supersónic­o en la contra, le estaba dando la noche a Nacho y topando con el irreductib­le Keylor. Ceballos anda en apagón, Casemiro está fuera de punto y el juego de Valverde dice muy poco.

El penalti, transforma­do por Ramos, desanimó al Leganés, que fue a menos, sobre todo en los primeros minutos de la segunda parte. Mejoraron Vinicius y Benzema, el Madrid apretó algo más y acabó encontrand­o un segundo gol en un error de concentrac­ión de Bustinza, que pasó por los pies de Benzema, Vinicius y Lucas antes de acabar en la red. Fue divertido el final. Entró Isco en medio de una gran ovación, en fallo abrumador del jurado. Metió un golazo enorme de volea Vinicius, acomodando el cuerpo al centro de Odriozola, la figura del partido. El Bernabéu está deseando sacarle a hombros. Bale empieza a tener un problema. Y debutó Brahim Díaz, al que un cuartito de hora no le dio más que para un buen recuerdo. Ahora es más ilusión que solución.

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