Echar la vista al 30 de junio

Pase lo que pase mañana en Anoeta, el Espanyol cerrará la primera vuelta con un registro de al menos 24 puntos, algo que cualquier perico hubiera firmado a 30 de junio de 2018. Al calor de julio, el equipo se encontraba ya sin Gerard Moreno y con Borja Iglesias como objetivo, y se proclamaba a los cuatro vientos que no habría más movimientos y que se confiaba en la plantilla. Luego, el devenir del curso ha dejado un regusto amargo por las ilusiones de las primeras jornadas, pero la primavera dura un segundo, siempre acecha el invierno en un Espanyol que lleva 12 años de hibernación. Y, cuando llegó, hasta la silla del técnico se tambaleó en algunos corrillos.

El mérito de Rubi no estará en que su equipo haya sido la sensación de LaLiga en las primeras 11 jornadas, en las que Hermoso, Roca o Borja han aparecido en las quinielas de cualquier grande y de la Selección. El mérito estará en si el equipo es capaz de recuperar ese nivel después de seis derrotas que han despertado fantasmas que no estaban enterrados, sino que seguían a flor de piel, y que al mínimo vendaval han reaparecido en forma de cainismo.

El técnico ha demostrado que no renuncia a sus ideas, que las victorias se recuperan desde aminorar o aumentar la velocidad y no desde cambiar la ruta. Ahora afrontará ese gran reto una vez superada la primera crisis. Y de eso se tratará esta segunda parte del campeonato, en seguir fiel a su estilo, competir y mantenerse entre esos diez primeros. Si eso no llega para darle un mordisco a Europa, no ocurrirá nada. Solo hace falta con echar la vista a ese 30 de junio de 2018.