Alfa, icono del equipo de las ‘madres vendedoras’
El mediocentro se formó en la academia Fidjus de Bideras de la pobre Guinea Bissau, que homenajeaba a estas mujeres del país
De los tres fichajes de invierno del Espanyol, Alfa Semedo, de 21 años, es el más desconocido y el único que aún no ha debutado. Puede hacerlo el domingo en Valencia. Criado en Guinea Bissau, el fútbol le rescató de una vida de dificultades. Ahora es la bandera de un club de barrio.
Alfa Semedo tiene 21 años, pero ya se puede asegurar que el fútbol le ha dado la oportunidad de disfrutar de una vida nueva y diferente a la que estaba predestinado a tener. Nacido en el barrio de Cuntum Madina, de Guinea Bissau, el mediocentro del Espanyol vivía en la pobreza característica de un país en vías de desarrollo. Tanto es así que, en 2011 y después de descubrir el fútbol en su barrio, se inscribió la academía Fidjus de Bideras, una expresión criolla que remite a los “hijos de las vendedoras”, un reconocimiento a las madres que se encargan de aportar otros ingresos a la familia y de al mismo tiempo criar a sus hijos.
“Con 13 años era un jugador focalizado a conseguir los objetivos. Al comienzo surgieron problemas para compatibilizar escuela y entrenamientos, y finalmente Alfa, en una reunión con su familia, decidió que él quería ser futbolista”, comentó Adile Sebastiao, empresario y creador de la academía, para el diario A Bola. “Se crió en un barrio pobre, y el único juguete que tenía era una pelota. Por lo que más destacó al comienzo es por su aspecto atlético y su técnica, sobre todo destacaba de defensa. En aquella época lo comparaban con Ricardo Carvalho, incluso le llamaban así”, relata.
El salto. Poco a poco, vieron que se trataba de un jugador que podía tener mercado y empezaron a recibir “felicitaciones” de varios clubes. El jugador se entusiasmó cuando el Benfica se interesó por él, y no dudó en que era la oportunidad que estaba buscando.
Inflexión Con 13 años dijo que quería ser futbolista y dejó los estudios
“Cuando logramos firmar, me dijo que quería aprovechar para retomar sus estudios en Portugal y también ayudar a la academia en la que se había formado”, explica Sebastiao.
Llegó muy joven a Lisboa, con apenas 17 años, y eso provocó que tuviera que pulir su formación en las inferiores del equipo portugués y en las cesiones a otros equipos, como el Vilafranquense y el Moreirense. Ahora, le llega el turno en el Espanyol, y este domingo podría ya ir citado y disputar sus primeros minutos.
“Físicamente tiene una capacidad fantástica, una elevada estatura y es un jugador muy poderoso”, describió José Sousa, su anterior entrenador en el Vilafranquense, quien se mostró convencido en la web del Benfica de que está “mentalmente preparado”.