AS (Catalunya)

EL WANDA VIBRÓ CON EL EQUIPO

- REMATES REPORTAJE GRÁFICO JESÚS RUBIO, CHEMA DÍAZ, PEPE ANDRÉS, JESÚS Á. ORIHUELA Y JAVIER GANDUL

Nada más regresar el partido, Griezmann le enviaba un balón al espacio a Costa, desde 40 metros, para dejarle solo ante Szczesny. Pero aquí el de Lagarto sí acusó la falta de forma, de ritmo, de chispa, y remató fuera. El siguiente aviso del Atleti fue de Grizi, un balón al larguero que cimbreó los cimientos. A la hora, pactado estaba, le pasaría la carroza a Costa para que entrara Morata y Simeone le diera su segundo golpe al partido, el definitivo. Si en la primera parte el Atleti avasalló a la Juve, en esta segunda se la comió. Con mucha épica.

Porque el fútbol es emoción, lo imprevisib­le, eso que escapa a los pronóstico­s, en los tiempos de la tiranía del big data y, aquí, Simeone, el Atleti y el a morir los míos mueren de sus hombres. Acababa de salir El Metropolit­ano acogió su primera eliminator­ia de Champions y lo hizo por todo lo alto. La afición rojiblanca se hizo sentir desde el primer instante y llevó en volandas a los jugadores. El nuevo feudo del Atlético comienza a escribir las primeras páginas de su corta historia. Correa, tercer cambio del Cholo, minuto 67', cuando Morata cabeceó un balón de Filipe para marcarle a la Juve, su ex, e instalar el delirio. Pero el VAR se lo quitó, otra vez, también en Champions. Por falta previa en el salto a Chiellini. El árbitro decidió tras verlo en su pantalla.

No lo acusó el Atleti. Sólo le sirvió para lanzar más fuertes sus golpes y dejar a la Juve noqueada, en la noche más negra de este proyecto con Cristiano. Y el Atleti con el jabón en la bota para darle el baño. Fue en un córner. Cabeceó Morata. Y el balón quedó muerto tras pegar en Mandzukic: una pierna se lanzó a golpearlo con el alma, latiendo sangre charrúa. El balón no había rebasado la línea y el Metropolit­ano ya cantaba gooool. Del Comandante Giménez. Goool, goool, goool. Al Puro corazón, abrió el marcador en una gran noche. Imperial en el juego aéreo ante las torres rivales. marcador, sin VAR, justicia al partido, con el Atleti en la primera gran noche que siempre se le recordará a este Metropolit­ano.

Pero quedaría aún otro, también charrúa, también homenaje, al escudo, su historia: Godín remachó un balón muerto sin ángulo, con roce de Cristiano. Goool, goool, goool, otra vez. La apoteosis de un estadio que perdía la voz a la vez soñando alto. "Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, es la verdad", que decía Sherlock Holmes. Y la verdad es que el Atleti camina a Turín con esta eliminator­ia casi en el bolsillo. La afonía durará días. Cometió una imprudenci­a con una dura falta a Dybala que le supuso la amarilla. Se pierde la vuelta.

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