Los dos pecados de Ramos

Como todo el Real Madrid, Sergio Ramos pareció obnubilado por el 0-3 copero y por ese inexorable cambio de ciclo en los duelos directos entre los dos grandes del fútbol mundial. Si la foto del primer gol de Luis Suárez el pasado miércoles ya dejó señalado al capitán madridista, el flagrante error en no seguir el desmarque de Rakitic en este 0-1 liguero devolvió esa permanente sensación de vulnerabilidad del equipo de Solari. La única diferencia entre un Clásico y otro es que el Madrid tuvo la misma puntería, o sea nula, y al Barcelona le faltó la efectividad, que va a necesitar contra el Lyon.

Seguro que la imagen histórica de este Clásico será la de las cabezas enfrentadas de Messi y Sergio Ramos. No creo que el camero tuviese intención de hacer daño al astro, aunque le cuesta medir en los contactos. Le sobró el brazo con Vidal también. Eso sí, cuando recibe, como en el golpe de Lenglet, tampoco se queja. El problema del Madrid nunca será Ramos, sino la patente falta de gol, la alargada sombra de Cristiano y el pecado de soberbia en la planificación deportiva, que se llevó por delante a Lopetegui y que deja al Real Madrid, una vez más, aferrado al clavo ardiendo de la Champions. Sin Copa y sin Liga, con la moral baja, el Ajax parece ahora una montaña que va a costar sortear.