La Oranje ganó a Alemania 3-0 hace cinco meses y dejó a Löw en el abismo
El partido que se disputará esta noche en Ámsterdam no es un partido de vida o muerte. No se trata de una choque decisivo, tan sólo es un cita en la fase de clasificación para la Eurocopa 2020. Hay margen de error, la presión no es desmesurada, pero aun así se podría hablar de una final para la Mannschaft. Pocas semanas atrás, Löw inició una nueva era explicando que no volverá a convocar a Boateng, Hummels y Müller, tres pilares de una selección alemana que no estuvo a la altura ni en el Mundial ni en la Liga de las Naciones. Había que cambiar algo. Y Löw optó por erradicar a tres campeones del mundo para iniciar un cambio generacional que mantiene en vilo a toda Alemania.
Su primera prueba de fuego se vivió el pasado miércoles ante Serbia. El seleccionador, aún cuestionadísimo tras la debacle mundialista y la imagen ofrecida en la Liga de las Naciones, le dio la titularidad a promesas como Tah, Halstenberg o el Klostermann y tuvo que apreciar como su selección no pasó del empate a uno ante un cuadro balcánico que tan sólo contaba con la pegada de Jovic, ariete de moda del Eintracht. Es más: Reus y Sané fueron los únicos jugadores alemanes que lograron intimidar a Serbia que, durante más de media parte, estuvo a punto de poner en evidencia a la tetracampeona.
Y ahora toca viajar a Ámsterdam, donde la Mannschaft fue humillada más de cinco meses atrás ante una joven selección que le endosó un doloroso 3-0 y colocó a Löw al borde del abismo. Esa misma selección, que no tuvo problemas para imponerse por 4-0 a Bielorrusia en su primer encuentro de clasificación para la Eurocopa, puede volver a causar un caos en Alemania. Un cabezazo de Van Dijk, central del Liverpool, ya eliminó al Bayern en la Champions recientemente. Un nuevo revés podría acabar de una vez por todas con la era de Löw al frente de Alemania. Hay miedo. Mucho. Nada mejor que un clásico del fútbol europeo para resolver dudas. ■ ■ ■
Precedente