Zidane no actúa por capricho
Zinedine Zidane es un hombre discreto, incluso en lo que concierne a su trabajo. No le gusta presumir de nada y hubo que ver en la portada de un periódico inglés una foto robada en Dubai con Pogba (una casualidad) para que se entere todo el mundo de que estaba participando en un congreso sobre la “inteligencia artificial en el deporte”. Siempre me ha parecido ridículo e injusto que se redujera su función de entrenador al de “gestor de egos”, tal y como cierta gente quiso presentarle para quitarle méritos en los nueve trofeos conquistados en los dos años y medio de su primera etapa en el banquillo. Me consta que Zizou se rodea de los mejores profesionales y que tanto él como los miembros de su cuerpo técnico están enterados de todas las novedades tecnológicas que podrían ser útiles para mejorar el rendimiento de la plantilla. Estudian con interés, por no decir con pasión, los avances en diferentes sectores como, entre otros, la neuropsiquiatra adaptada al deporte con el fin de ayudar a la recuperación de los lesionados.
Los éxitos no ocurren por casualidad y estaría bien que se entendiera por fin que las decisiones de Zidane siempre están motivadas por cosas muy legítimas y que nunca son un capricho. Por ejemplo cuando no convocó a Bale para el partido contra el Brujas. Cuidó el físico de su jugador, lo que no hizo el seleccionador de Gales.