“Llevar dos equipos a Tokio nos da prestigio” Gimnasia
El presidente de la Federación, Jesús Carballo, visitó AS junto con Néstor Abad, Ana Pérez y Polina Berezina
La tradición lo dicta. Los tres pilares de los Juegos Olímpicos son natación, atletismo y... gimnasia. ¿Amenazan los nuevos deportes el viejo orden de cara a este verano en Tokio? “En gimnasia sentimos que no, que la repercusión es tan fuerte como siempre o más, para los Juegos ya está todo vendido. Así que creo que ese prestigio sigue y nuestra disciplina es masiva y atractiva”, explica Jesús Carballo, icono de este deporte en los noventa con sus dos oros mundiales y ahora, a sus 43 años, presidente de la Federación Española (RFEG). Visitó AS junto a tres deportistas punteros: Polina Berezina, de rítmica, y Néstor Abad y Ana Pérez, de artística.
La Selección llega a Tokio rebosante de optimismo en artística. Los dos equipos, el masculino y el femenino, están clasificados, algo que no sucedía desde Atenas 2004. Es un balón doble de oxígeno, porque en Río no hubo ni una escuadra. Vuelve a aparecer “el prestigio” para Carballo: “No es igual de cara a los jueces cuando llevas un deportista individual, que a dos equipos completos. Te da más prestigio. La gimnasia premia y valora mucho el concepto colectivo”.
Pérez, sevillana de 22 años, ya fue olímpica en 2016, pero confiesa que esta vez “será diferente”: “Cuando logramos el pase en el Mundial de Stuttgart estuve dos días llorando, no sé si de alegría, de la emoción, de ver todo el fruto del trabajo...”. Pérez formó parte de un equipo (duodécimo) con Alba Petisco, Cintia Rodríguez, Marina González y Roxana Popa, sexta en suelo. “A mí lo que me hacía ilusión era competir con mis compañeras”, contaba Ana, que desconoce a sus tres compañeras para Tokio: “Las plazas no son nominativas”.
En los hombres, Néstor Abad es el chico all-around (todas las disciplinas). Fue 22º del mundo en ejercicio completo, algo despistado en su concurso en Alemania porque le pilló allí el nacimiento de su segundo hijo. A sus 26 años, el de Alcoy es un deportista maduro, que superó dos roturas de ligamento cruzado. Aspira a ser diploma en Japón a nivel individual y con su equipo. “Todos los gimnastas hemos tenido una gran implicación con este proyecto. De ahí que el subidón haya sido tan grande”, dice Abad, que lleva en este mundo desde los cuatro años. “En algún campeonato coincidí con Jesús (Carballo). Tengo hasta alguna foto”, dice Néstor. “Yo era tu ídolo, ¿verdad?”, bromea el presidente, que también señala como candidato a todo a Ray Zapata, un especialista de suelo, con un bronce mundial, que tiene pendiente su pase individual a Tokio.
Una fase de recomposición pasa la gimnasia rítmica, porque el exitoso conjunto que fue plata en Río 2016 se ha disuelto. Ahora toca reconstruir. “Sinceramente no esperábamos que fuera tan difícil esta transición. También influye que cambió el código de puntuación, que es de dificultad abierta. El equipo es joven y también vienen fuerte las júniors”, sigue Carballo, que explica que la posibilidad de entrar en Tokio pasa por el Europeo en Ucrania y ser allí las primeras de las no clasificadas ya para los Juegos. Dificilísmo, en el deporte que abarca el 80% de las 50.000 licencias de la Federación: “Es una disciplina muy social, que se hace en los colegios”.
La baza individual es Polina Berezina, nacida en Moscú hace 22 años y que a los tres llegó a Guardamar del Segura, donde su madre la llevó a hacer gimnasia rítmica a Torrevieja. Busca un hueco en los Juegos. Lo hará con cuatro Copas del Mundo en abril, en las que se dan tres plazas y una más hay en el Europeo. Si no, también podría llegar por reasignación: “Me acuesto pensando en Tokio y me levanto con lo mismo en la cabeza”. Mentalidad espartana.
Tendremos repercusión olímpica como siempre”, dice Carballo
Todos se implicaron al máximo, de ahí este subidón”, cuenta Abad