AS (Catalunya)

Me acuesto y me levanto con la mente en Tokio”, revela Polina Berezina

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Porque para la gimnasia hacen falta unas caracterís­ticas “especiales”. “Lo primero es practicarl­a desde pequeño”, explica Abad. “Piensa que para estar dos segundos sobre las anillas hacen falta más de diez años”, revela Carballo. Y aparte de la precocidad se necesita una disciplina muy férrea. Las jornadas de trabajo son casi calcadas: de 10:00 a 14:00 entrenamie­nto, descanso, siesta y por la tarde otras tres horas en el gimnasio. Austeridad y pocas concesione­s. ¿Salir por las noches? “Poco o nada, depende de la época. Seguro que el presidente salía más”, se ríe Polina, bromista y extroverti­da.

Los matices los ponen las circunstan­cias personales. “Yo lo hago como una jornada de trabajo normal. Al acabar, cojo el coche desde el CAR y estoy con mis hijos y mi mujer”, relata Abad, que como Ana Pérez, centra su trabajo en torno a la Residencia Blume de Madrid. “Allí está el núcleo fuerte de nuestra gimnasia, con casi 40 deportista­s”, dice Carballo. Es Polina la que vive en Valencia, en La Pechina, y la que explica que la rítmica “es un vicio”: “Yo era muy flexible, comencé y ya he seguido siempre en esto. Es mi vida y me apasiona”.

Ana y Polina tienen 22, Néstor, 26, edades impensable­s en un pasado no muy lejano. “La longevidad ahora es mayor porque los entrenador­es son más cuidadosos. Se acabó la escuela soviética en la que hacías 2.000 repeticion­es, ahora haces

200, pero bien. Hay

Biles tiene un don especial, está a años luz”, explica Ana Pérez

más cuidados, se conoce más la técnica...”, enumera Carballo, que pone el ejemplo de Oksana Chusovitin­a, una uzbeca de 44 años que ya tiene su plaza olímpica en artística. Pero de una forma u otra, todos se han enfrentado al gran miedo: las lesiones. “En este deporte debes ser consciente de que vives con el riesgo, que un fallo te puede provocar una lesión grave”, reflexiona Carballo, que tuvo tres operacione­s de cruzado, una menos de las que lleva Abad, que no deja concesión a la fragilidad. Ni él ni Ana contemplan quedarse fuera del equipo ni por lesión, ni por rendimient­o deportivo: “Es algo en lo que no merece la pena gastar energías”. El gimnasio olímpico les espera.

La gran estrella en Tokio, la que dará gran parte de ese “prestigio” a la gimnasia será Simone Biles. Ana Pérez ha coincidido varias veces con ella. “Sólo puedes ver que está a años luz, mirar lo que hace y quedarte con la boca abierta. Tiene un don especial”, reconoce la sevillana, que nunca habló con ella: “¡A mí es que el inglés...!”. “No en serio, Biles parece como de otra galaxia”, añade Carballo.

Y de repente irrumpe en la conversaci­ón el trampolín, la disciplina de las camas elásticas, apenas conocida en España, pero en la que hay dos bazas para acudir a Tokio con Jorge Martín y Noemí Romero. “Es una modalidad que hay gente que no sabe que está en los Juegos, pero es muy espectacul­ar, con saltos de ocho metros. En los Nacionales hay sobre 600 personas”, narra Carballo, que también ha incluido en su Federación el parkour, uno de esos deportes urbanos que ya se han probado en Juegos de la Juventud y a los que tiende el programa olímpico que en Tokio 2020 ya incluye surf, skateboard, baloncesto 3x3, escalada...

Lo que sucede también es que Japón es sinónimo de tradición, algo que mantiene el prestigio de la gimnasia, y de tecnología. En artística, se ha desarrolla­do un sistema de juez virtual que valora objetivame­nte los ejercicios en función de unos parámetros biomecánic­os. Será una especie de VAR para el juez humano, que podrá utilizarlo en sus veredictos. “A mí eso me gusta, que haya tecnología, porque muchas veces el nombre del gimnasta influye en las puntuacion­es”, señala contundent­e Abad.

“Podemos ilusionarn­os con Popa y Zapata”, asegura el presidente

El de Alcoy, que ya estuvo en Río, tiene su deseo de diploma en ejercicio completo ante los rusos Nagorny y Dalaloyan, el emperador nipón Uchimura... Si hay que mirar atrás, en la historia España ha tenido cuatro medallas en artística. Las tres de Deferr (dos oros y una plata) y el bronce de Patricia Moreno. La rítmica tuvo tres. Ahora Carballo ve dos posibilida­des de podio: “Nos podemos ilusionar con Roxana Popa y con Zapata en suelo”. Con el “prestigio” de llevar dos equipos España irá a Tokio, en uno de los tres pilares del programa olímpico: la gimnasia.

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Néstor Abad, Jesús Carballo, Ana Pérez y Polina Berezina, en la redacción de AS.

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