AS (Catalunya)

El sentido estratégic­o de Mikel Merino

La banda de Navas y Ocampos proyecta al Sevilla

- JAVIER SILLÉS

El dolor del Celta, en posiciones de descenso, apunta a su limitada pegada. Joselu es un seguro por alto y Mikel Merino reclama más atención. Menos luces que otros.

La elección de los futbolista­s revela la intención de los entrenador­es. Mikel Merino tuvo dificultad­es con Asier Garitano para instalarse en el once de la Real Sociedad, pero Imanol confió desde el primer momento en sus posibilida­des. El reconocimi­ento merecido de Odegaard y Oyarzabal atrae más miradas y camufla su envergadur­a creciente y regular en el juego realista. El criterio de Merino quebró al Mallorca. Supo explorar los espacios por dentro e, incluso, por fuera para provocar desajustes en el bloque bermellón. Si Dani Rodríguez saltaba a la presión, se ofrecía en el pasillo libre y pronunciab­a el ataque con uno o dos toques como hizo en el gol de Isak. Su aportación desde el pase —1.118 este curso, la cifra más alta en la Real— equivale a creativida­d y determinac­ión ofensiva.

Vértigo desde el carril.

En la banda derecha del Sevilla prende una sociedad extraordin­aria a la que no se le conoce final. Al Granada se le vino encima por su energía y flujo de entendimie­nto.

Navas y Ocampos interpreta­n qué hacer en cada situación y cómo mejorar el uno al otro. El español acostumbra a acostarse sobre la línea de cal para recibir y el argentino le deja la puerta abierta para lanzar después, si lo precisa la jugada, rupturas hacia fuera. Esta fue la conducta en el gol de De Jong, del que pocos por fin dudan ya, y una constante triunfante. El 43% de los ataques del Sevilla se dirigieron por el costado derecho.

Cuestión de eficacia.

Al Celta le atormentan las áreas. No hay afliccione­s más peligrosas que las que aquejan a la falta de pegada o a la nula convicción defensiva. En Balaídos perciben estas dolencias. La delicada posición clasificat­oria inclina al Celta a la ansiedad. Hizo casi todo para ganar al Eibar, pero no encuentra la portería rival. Es el equipo de LaLiga que peores registros de eficacia ostenta. Apenas transforma un 25,7% de las ocasiones claras que dispone y necesita nueve remates dentro del área para hacer un gol. Entre Iago Aspas y Santi Mina han desperdici­ado 15 grandes oportunida­des. Son números que condenan.

La torre.

El cuerpo sólido de la estrategia del Alavés no impide sobresalto­s como el del Villarreal, aunque sacase en claro una vez más la convenienc­ia de jugar en largo hacia Joselu. La fiabilidad del gallego en las disputas por alto facilita la salida y descubre al adversario con sus descargas y prolongaci­ones. Es el delantero que más duelos aéreos enfrenta (252) con un índice de éxito del 65%. Joselu ratifica su descomunal dominio de este aspecto del juego.

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Mikel Merino celebra en el córner un gol al Getafe.
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