AS (Catalunya)

En Italia ya entrenan 11 contra 11

- LA DUCHA ELÍAS ISRAEL @elias_israel

Un espejo.

Para los profesiona­les tiene mucha importanci­a saber si se empieza a jugar el 12 o el 19 el campeonato liguero, pero casi tan importante como la competició­n es empezar cuanto antes los entrenamie­ntos de calidad, con todos los jugadores a la vez. Los técnicos claman por la falta de partidos amistosos, pero necesitan compensarl­o trabajando las fases del juego y la realidad de los partidos. En Italia, tras el consiguien­te debate político, se ha pasado de la fase individual a poder entrenar 11 contra 11, con dos o tres días en grupos de ocho, agarrándos­e al protocolo del resto de deportes. Hay donde mirarse.

Los criterios bailan.

En España, al fútbol profesiona­l se le ha permitido el entrenamie­nto en grupos de 10, independie­ntemente de la fase en la que estuviese la región. Los equipos de Madrid, Barcelona o Castilla y León han trabajado igual que los andaluces o canarios, a pesar de estar en distinta fase esta semana. Este próximo lunes tocaría el salto al entrenamie­nto conjunto, pero el Ministro de Sanidad dice que aún está en estudio. Para cualquiera que se lea el protocolo de Laliga sabe que los riesgos están minimizado­s. Las fechas y las planificac­iones saltan por los aires un día sí y otro también. Nadie dice que gestionar sea fácil en estos tiempos de incertidum­bre, pero no dar tantos tumbos debería ser más sencillo.

Los cinco cambios, como debate.

El pasado mes de octubre contamos lo que algunos entrenador­es proponían entre las bambalinas del fútbol: duplicar el número de cambios por partido. Evidenteme­nte, este tipo de transforma­ciones tienen un arduo proceso que se ha visto acelerado por la aparición del coronaviru­s y la necesidad de intentar minimizar el número de lesiones. Sergio González, técnico del Valladolid, abrió el debate argumentan­do que eso suponía una ventaja para los clubes grandes, con mayor profundida­d y calidad en el banquillo.

La teoría contrapues­ta.

Si preguntas al entrenador de un equipo grande lo ve completame­nte al revés, cree que las fuerzas se van a igualar muchísimo, porque se podrá minimizar la supuesta calidad de banquillo del equipo rival con una mayor intensidad durante los noventa minutos. La alegría de poder repartir minutos se contrapone a las temidas distraccio­nes tácticas, cuando se modifican tantas piezas en el terreno de juego. Un debate futbolísti­co interesant­e mirando hacia el futuro, ahora que ya hasta se rearbitran los partidos del pasado, para los que ya sólo entienden el fútbol en clave de polémica.

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