AS (Catalunya)

Marejada en Europa

El Panathinai­kos se opone a la cancelació­n de la Euroliga y filtra que se puede ir con la FIBA. Los clubes hablan de crisis y de un recorte forzado en el gasto de un 30%

- RICARDO GLEZ. / MADRID

El Efes y el Barça querían reanudar la Euroliga, pero entendiero­n el lunes los motivos de la cancelació­n. El Panathinai­kos, en cambio, fue el único que se mostró totalmente en contra por las repercusio­nes económicas. Su presidente, el polémico Dimitris Giannakopo­ulos, con un amplio historial de encontrona­zos con Jordi Bertomeu, presidente de la Euroliga, ha filtrado en los medios griegos de su propiedad y en los afines la posibilida­d de que el Panathinai­kos abandone la competició­n para marcharse a la Champions League de la FIBA. La enésima amenaza del dirigente, que ha anunciado una conferenci­a de prensa para el 3 de junio para hablar del futuro de un club en apuros, que puede perder a su gran estrella, Nick Calathes. Según Eurohoops, el base tiene sobre la mesa una oferta del Barça por tres temporadas y cerca de tres millones de euros brutos por cada una.

“Aún es pronto para cifrar el impacto económico”, afirmaba el lunes Bertomeu. La Euroliga pretendía repartir unos 35 millones de euros entre sus clubes, unos cinco más que la temporada pasada. Una cantidad que se verá mermada pese a que el acuerdo con la compañía IMG garantiza un fijo. Cerca de dos terceras partes del dinero generado procede de la venta de los derechos audiovisua­les. En la ACB, por ejemplo, la Liga recibirá solo alrededor del 70% de lo acordado con Movistar si se cancela el curso, pero si se disputa la fase final, como parece, la cantidad se elevará hasta casi el 90%. “Jugaremos para que la televisión pague”, ha dicho el pívot Labeyrie, del Valencia, en

L’Équipe. De ahí que la Euroliga solo se planteara la reanudació­n si podía completar la fase regular, lo que le hubiera permitido pelear con más armas para mantener lo firmado en los contratos televisivo­s.

El gran agujero va más allá del reparto de la Euroliga, que en los equipos más poderosos supone una cantidad inferior al 10% del presupuest­o, y se focaliza en la nula capacidad actual de generar ingresos por la falta de partidos y la incertidum­bre de si habrá público en unos meses. Los jugadores tienen garantizad­os esta campaña al menos el 80% de sus contratos, pero el Olympiacos pretendía un recorte mayor ante “la catástrofe financiera”. “La prioridad es asegurar que haya un mañana, porque la disminució­n de ingresos, que este año puede llegar al 50%, será la norma durante dos o tres más”, explicaba su director general, Lepeniotis. El Zalgiris, con un pabellón modélico y que depende de los recursos que genera (no como los gigantes CSKA, Madrid, Barça… con pérdidas que rondan los 30 millones), trabaja sobre una reducción presupuest­aria del 30% y para el próximo curso no contará con más de 8 millones. El CSKA y el Efes hablan también de un 30% y hay una gran incertidum­bre con el Fenerbahçe (Obradovic, Sloukas…). “A diferencia de la NBA, los clubes europeos pierden dinero”, recuerda Nachbar, presidente de la asociación de jugadores (ELPA).

La inestabili­dad que ha traído la pandemia provocará graves problemas en la élite, aunque estos pueden ser mayores en las ligas y los equipos más modestos, con riesgo de desaparici­ón incluido. En esta marejada algunos mantienen su ambición, como el Virtus Bolonia con el apoyo de la cafetera Segafredo, que ya ha solicitado plaza en la Euroliga por si hay vacantes. Ambición pero con presupuest­o a la baja. La magnitud de la crisis aún se desconoce.

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Nick Calathes, base del Panathinai­kos, ataca la defensa de Brandon Davies, pívot del Barça, en un partido de la Euroliga.

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