AS (Catalunya)

Al Real Madrid le esperan en Anoeta el liderato y Odegaard

El noruego interviene en el 60% de los goles blanquiazu­les ● Los de Zidane dependerán de sí mismos si ganan

- LUIS NIETO

Antes le sacábamos dos puntos al Madrid y ahora son tres”. Esta fue la aritmética irreprocha­ble pero engañosa de Guillermo Amor, director deportivo del Barça, tras el pinchazo culé en Sevilla. También la única manera de presionar al Madrid, que vuelve a depender de sí mismo para conquistar una Liga que ha ido de mano en mano. Espera que esté en la suya tras el duelo más exigente de cuantos le restan, ante una Real que flaquea pero que ya ha ganado este año en el Bernabéu y que sigue invicta ante los grandes en Anoeta. Dos partidos, un punto, un gol y una frase, de Imanol Alguacil, tras la derrota en Mendizorro­za: “El confinamie­nto nos ha ido fatal”. La pandemia ha sido plomo para la Real, que en marzo andaba como un tiro: seis victorias consecutiv­as y una derrota inmerecida en el Camp Nou. Pero el empate ante Osasuna y la derrota frente al Alavés le han sacado de Champions y le han sumido en una minidepres­ión que tiene que ver con la falta de experienci­a (el equipo más joven de Primera, con diez menores de 25 años) y con Odegaard.

El noruego ha participad­o en seis de cada diez goles del equipo, peso superior a los de Messi o Benzema, pero encadena seis partidos sin marcar ni asistir. Ha perdido el ángel.

Su capacidad de filtrar balones en el terreno de la verdad le ha dado muchos puntos al equipo donostiarr­a (sólo Messi le supera ahí). Ahora anda menos fino.

También paga el precio de las lesiones. Esta noche faltarán Illarramen­di, Guevara, Sangalli y Barrenetxe­a, más Zaldua, expulsado en Mendizorro­za. A cambio vuelve Merino, una de las figuras del 3-4 en el Bernabéu del pasado 6 de febrero, que dejó al Madrid fuera de la Copa. Aquella tarde Isak marcó dos goles y dio otro. Imanol aún no le ve como nueve de referencia. Ha metido 14 goles, más que nadie en el equipo, en 36 partidos, pero en 22 de ellos salió desde el banquillo.

El Madrid está en el otro extremo. Dos victorias y seis goles en la postpandem­ia y un fortalecim­iento con la recuperaci­ón de Hazard y Asensio. Incluso ha suplido la falta de gol con un reparto inédito: veinte futbolista­s han marcado, récord

Imanol Ha ganado tres de sus cuatro duelos frente a los blancos

Si queremos ver hacia dónde camina el futuro, hay dos ámbitos que nos indican lo que va a suceder o que tienden a reflejan de forma muy rápida los cambios en nuestra sociedad. Uno de ellos es la industria del espectácul­o y el otro, por supuesto, el fútbol, un mundo a caballo entre el deporte y las finanzas. Nuestro querido balompié muy pronto tuvo en cuenta la implicació­n de las marcas como vía de financiaci­ón, la creación del individuo como empresa unipersona­l y supo aprovechar y sacar rédito a los avances profesiona­les de las mujeres o la lucha contra el racismo (pese al intento de blanqueami­ento del nazi Zozulya... que ese es otro tema).

Pero, sobre todo, el fútbol anunció mejor que el porno que lo virtual se impondría sobre lo físico. Y esto se debe a dos razones relacionad­as entre sí. Una es que la contribuci­ón del aficionado que acude a un estadio supone una mínima parte en el cómputo global del presupuest­o de un club. Y la otra es que los seguidores ya no se limitan exclusivam­ente a tu ciudad o tu barrio, sino que su clientela puede ser el mundo entero.

La pandemia ha acelerado este proceso y ha logrado lo que hasta hace poco parecía imposible: jugar sin gente en las gradas. Hace unos meses hablábamos de que, en el fútbol actual, el público sólo se necesita si queda bien en una pantalla, y hemos comprobado que así es: el sonido de la gente sustituye a la propia gente. Para un futbolista es horrible jugar sin aficionado­s, pero posiblemen­te tardaremos menos de lo que creemos en acostumbra­rnos a ese simulacro. Además, en un detalle generoso, la televisión permite que en las emisiones uno pueda escoger la opción de ver el partido con el sonido de fondo de megafonía o sin él. El día que nos permitan escoger a locutores como Axel Torres, Luismi Hinojal o el mismo Álvaro Benito para ver nuestros partidos en vez de la carraca falsa y mononeuron­al de los comentaris­tas habituales, el futuro -y el sonido- del fútbol serán mejor que este presente extraño y cruel.

Hemos comprobado que el sonido de la gente sustituye a la propia gente

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Los jugadores del Real Madrid, con Modric disputándo­le el balón a Bale, en un rondo durante el último entrenamie­nto de la plantilla, ayer en Valdebebas.
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El Di Stéfano, la nueva casa del Madrid de Zidane.

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