AS (Catalunya)

El elogio a Cazorla descubre al Valencia

El Villarreal puede presumir de idea e icono

- JAVIER SILLÉS

Ineficacia del Lega y salto del Eibar tras el parón. En el Valladolid luce De la Fuente. La causa de perder.

Se acostumbra a asociar la derrota con la falta de intensidad, piernas y ganas. Es un mantra repetido, aunque casi siempre inexacto. Al Valencia le pasó por encima el partido contra el Villarreal. La imagen de la parálisis de Soler o el desorden entre Florenzi y Gabriel en el gol de Alcácer parecen denunciar cierta indolencia y coinciden con la opinión generaliza­da de déficit de actitud, pero el problema fue mayor. El equipo de Celades perdió porque perdió el centro del campo y quedó a merced de su propia inestabili­dad defensiva. El Villarreal se impuso en la medular con y sin balón. Sus centrocamp­istas sumaron 130 pases, ocho recuperaci­ones y tres anticipaci­ones más. Cazorla se instauró como el núcleo principal por el que pasó todo el juego amarillo. Sublime en la asociación (86 entregas buenas) y esforzado (diez robos), fue el icono de la filosofía identifica­ble del equipo de Calleja, el punto de partida que requiere el Valencia para reconducir su futuro.

El mal de las áreas.

Al Leganés le queda poco tiempo. Hace muchas cosas bien, pero se desvanece por su limitada competitiv­idad en las dos áreas. Es al equipo que más le cuesta hacer un gol (uno cada 15 remates) y al que menos necesitan intimidar los rivales para marcarle (un tanto encajado cada seis disparos). Es tan definitori­o que sea el tercer conjunto al que menos disparan de la competició­n, por detrás de Getafe y Madrid, como que sea el que peor porcentaje de conversión presenta en las grandes ocasiones de gol (25,5% de acierto). En este último parámetro, el Eibar, adversario evidente en la lucha por la permanenci­a, tiene un 53,6% de precisión.

La escalada.

Se beneficia el Eibar de la ausencia de reacción de los tres de abajo, pero sobre todo de su mejoría incuestion­able tras el confinamie­nto. Dos victorias consecutiv­as alejan el peligro y ponen en valor el compromiso fiel a una propuesta que esta temporada le había acarreado más insegurida­des que certezas. En Granada ofició como bloque, se manejó con jerarquía y fue valiente. El juego de espaldas de Kike García y los desmarques en los intervalos libres de Orellana, una pérdida de difícil reparación para el próximo curso, originaron su superiorid­ad ofensiva.

El delantero que viene.

En el Pizjuán destacó la buena puesta en escena de Miguel de la Fuente como titular. El canterano del Valladolid alimentó la fama de buen delantero que se ha ganado en las categorías inferiores. En un contexto áspero no se achicó ante Koundé o Diego Carlos. Debió afrontar hasta 20 duelos aéreos, muchos en desventaja, y ganó la mitad. Sobre Koundé aplicó sus virtudes y plasmó su habilidad para moverse en una jugada en el minuto 34. Hervías se escapó por la banda derecha y él amagó con ofrecerse en el segundo palo para después atacar el corazón del área. El centro no fue bueno, pero el canterano dejó su huella. De la Fuente tiene buena planta, dinamismo e intuición.

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Cazorla intenta llegar a salvar un balón cerca de la banda.
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