Derribos Raúl García
Dos zarpazos del navarro (13 goles) tumban el efecto Voro ● El Athletic asalta Europa ● El Valencia es 10º
ALos blanquinegros se han quedado dentro y fuera del campo como sus gradas: vacíos. Sus rostros transmiten desesperación y pena. El deambular de Parejo es su reflejo.
Voro es un tipo sencillo y así es su manual de fútbol. Nada de jeroglíficos ni filigranas de cara a la galería. Balones en largo y a correr. Sus jugadores lo entendieron de salida y en cuatro minutos habían rematado el doble de veces que en los dos últimos partidos de Celades. Una vez Rodrigo y otra Guedes. Pero milagros no suceden todos los días. Así, a la primera que los suyos intentaron salir tocando, Kondogbia, quién le ha visto y quién le ve, le regaló el balón a Muniain. Raúl García, tras asistencia de Williams, no perdonó.
Ahí ya tenía el Athletic el partido controlado, con Dani García y Unai López siendo los amos de su parcela. Los de Garitano fueron superiores de principio a fin. Bien plantados atrás e incisivos arriba. Pocas veces en sus 85 visitas a Mestalla habrán sentido los leones tan poca oposición. No había forma de que Parejo se metiera en el partido, tampoco Guedes ni Rodrigo, mientras que Ferran parece que sigue de confinamiento.
La única ocasión clara que tuvo el Valencia para meterse de veras en el partido la tuvo Maxi Gómez de cabeza tras buen centro de Florenzi. Pero el uruguayo remató a la nada cuando lo tenía todo para ser gol. De ahí hasta el final, el Valencia no generó nada más. Y hablamos de un remate que sucedió en la primera mitad. La segunda mitad fue testimonial. Lo fue en parte por el definitivo zarpazo desde la frontal de Raúl García, que lo hubiera aplaudido hasta Mestalla, y también porque el Athletic tampoco quiso hacer más sangre. Lo que debería haber sido un duelo por Europa se transformó tras el 0-2 en un simulacro de partido, en el que Voro se puso a sacar cuantos delanteros tenía en banquillo y en el que Rodrigo acabó jugando en la posición de Parejo. Adiós al efecto Voro y también al de Mestalla, donde aún no había perdido en Liga.