AS (Catalunya)

Iniesta “El día de la final me sentía determinan­te y así fue”

- A BALÓN PARADO

Andrés Iniesta Luján (Fuentealbi­lla, Albacete, 11 de mayo de 1984) puede permitirse el lujo de tener dos cumpleaños. El natural, que le ha permitido cumplir los 36 años como futbolista en activo y el heredado por marcar el gol del triunfo en la final del Mundial de Johannesbu­rgo ante Holanda. Hoy, 11 de julio, se cumple el décimo aniversari­o.

—Hablar de Iniesta y la Selección es hablar del gol de Johannesbu­rgo, del gol que vale un Mundial, el primero y único de la historia, pero en su tarjeta de visita suma 131 partidos, con La Roja. Pudieron ser muchos más a nada que las lesiones no hubieran sido tan inoportuna­s.

—Sí, hubieran podido ser más… o menos también. Al final me quedo con el hecho de estar tantos años ahí. Y eso es lo que me llevo y valoro. La continuida­d. Doce años. Las lesiones te hacen perder partidos, pero en el cómputo general me siento orgulloso de haber vestido esa camiseta durante tanto tiempo.

—Marcó 14 goles. ¿Pocos? ¿Los justos? ¿O uno vale por los 14? —Los que son. Me hubiese gustado marcar más, no te voy a engañar. Pero lo importante es que en la Selección me lo he pasado muy bien. He pasado momentos difíciles y momentos únicos, los mejores. Quedarme simplement­e con los goles que he hecho no me gusta. Prefiero quedarme con todo lo demás. —Le hablo de los goles, porque Luis Aragonés estaba muy obsesionad­o con esa faceta suya. Pensaba que no la explotaba como debía. Me consta que se lo decía a usted. “Andrés tiene que chutar más”. —Es verdad. Me lo hacía constar que debería ser así y yo lo intentaba. No es que no quisiese chutar más en momentos determinad­os. Al final hacer goles a todos nos gusta… Pero a lo mejor tenía otra mentalidad de pasar o buscar otra opción antes de chutar. Cuando chutaba desde luego era porque creía que era la mejor opción. —¿Cuándo es la primera vez que la Selección entra en su vida?

—Tengo muy marcado el Mundial de Estados Unidos 94. Tenía 10 años y lo recuerdo perfectame­nte. La Selección estuvo a un paso. Tenía un buen grupo con muy buenos jugadores. Luis Enrique, Caminero, Guardiola, Goicoetxea… Es mi primer recuerdo y me dejo una buena imagen.

—La Selección es como su segunda piel. En el Barcelona estuvo casi toda su vida pero con las categorías inferiores también. Desde la Sub-16 y pasó por todos los equipos. Parece como si hubiera nacido con La Roja puesta.

—El Barça y la Selección han sido mis dos equipos, los dos han ido prácticame­nte en paralelo. Fueron sueños que fui cumpliendo. Mirar atrás, disfrutar y ver tantos partidos en uno sitio, tantos en el otro…

—Sólo le han faltado los Juegos Olímpicos. ¿Pensó alguna vez en ellos? —Lo he pensado, pero tampoco como para decir que me queda una espina por no haber estado en unos Juegos. He jugado Europeos, Mundiales y no se ha dado la ocasión de los

Juegos.

—Debutar en Albacete fue, evidenteme­nte, una casualidad. —Un día inolvidabl­e. Debutar y hacerlo en Albacete, en el Carlos Belmonte, donde sólo he jugado un par de veces. Es lo máximo. Son partidos mágicos. —Llega el Mundial 2006. ¿Le supo a poco jugar sólo un partido o se dio por satisfecho por haber entrado en la convocator­ia definitiva con solo con 22 años?

—No me supo a poco. Siempre quieres más y entiendes que puedes aportar algunas cosas más, pero fue como fue. Pude debutar con el 13 a la espalda que ya fue un paso muy bueno. Y bueno… llegué el último. A Reina o a Cañizares, no me acuerdo, no les gustaba el 13. Eligieron otro número y a mí me quedó ese.

—Su primer gol fue en Manchester contra Inglaterra en un amistoso. Wembley estaba en obras. Se jugó en Old Trafford… Podría escribir la crónica del ese primer tanto.

—El balón lo tenía ‘el guaje’ (Villa) por la izquierda, se fue del defensa o lo encaró y sacó un centro con la zurda, entró Silva a rematar de cabeza y el balón quedó en la frontal. Yo lo controlé, quedó botando e hice un chut en diagonal para la escuadra… y entró. Gol. 0-1 y un bonito inicio goleador. Además, a partir de ese momento creo que la Selección comenzó a tener una cierta estabilida­d en cuanto a resultados y juego. —Luego llegó el encuentro de Aarhus contra Dinamarca que ya era oficial y casi decisivo. —Sí, esos dos partidos marcan el punto de inflexión a nivel de juego, a nivel de lo que quería proponer el equipo. Además ese partido era muy definitori­o. Teníamos que ganar y nos salió bien.

—Todo lo que pasó después, la Eurocopa 2008, el Mundial 2010 y la Eurocopa 2012, supo mejor después de todo lo que sufrió aquel grupo y las críticas a Luis por dejar de llamar a Raúl. Hubo momentos convulsos. Todo se disfrutó más por saber de dónde se venía… —Cuando las cosas son duras siempre sabe mejor luego cuando se consigue lo que tanto te ha costado. Es más gozada. Pasamos momentos difíciles, es verdad. Después del Mundial de Alemania, ese periodo inicial de la fase de clasificac­ión para la Eurocopa, fue complicado. El ‘míster’ lo pasó mal. Todo el mundo lo pasó mal. La afición también porque ve que su equipo no funciona. Fue difícil, pero mira como acabó. —Llegamos a la Eurocopa. Cuartos de final. Penaltis contra Italia. ¿Qué pasó por su cabeza? Había escuchado mil veces a los más veteranos contar que llegaban los cuartos y los penaltis y siempre nos íbamos para casa…

—Cuando llegas a esos momentos claro que se piensan cosas, sabes que es cara o cruz. Los penaltis son una lotería. Siempre se confía en el portero, en este caso Iker al cien por cien y en los lanzadores. —De la final de Viena, ¿qué situación permanecer­á para siempre en su memoria?

—El momento del gol de Torres. Ese es el que queda marcado, aunque después el partido en conjunto fue bueno. Cuando ganamos a Rusia en las semifinale­s, el equipo se dio cuenta que podíamos ganar el título.

—¿Futbolísti­ca y personalme­nte qué aprendió de Luis? —Todo. A nivel táctico. Lo comentábam­os antes, te incitaba a ser un jugador agresivo en ciertas partes del campo ofensivame­nte. Aprendes todo en general. El fútbol es lo completo, no solo un detalle. Aprendí que era un apasionado del fútbol, de sus jugadores. Un apasionado de ganar, de hacer las cosas bien y, sobre todo,

La final "Quería el balón, decidir, si tenía un rival delante sabía que lo regatearía”

Brunete. Mi primer gran torneo.

Van Gaal. El entrenador que me hizo debutar y me dio la primera oportunida­d. Guardiola. Un ídolo y un maestro para mí.

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Iniesta entró en la historia del fútbol con un gol que valió un Mundial

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