El Celta aún debe sufrir
Osasuna evitó la salvación viguesa con una segunda parte brillante ● Mina marcó pronto, pero los celestes se diluyeron
Osasuna quería quedar lo más arriba posible, una autoimposición para no dejarse llevar en tierra de nadie, sin posibilidad de descenso ni de colarse en Europa. Lo demostró con creces. Por su parte, el Celta anhelaba sellar la categoría, con el Mallorca amenazante. El partido fue movido, vertical, con alternativas y muchas llegadas a ambas áreas. Mina adelantó el equipo celeste y Enric Gallego empató en un arranque activo, pero la pólvora se agotó en El Sadar hasta el tiempo de descuento. Arnaiz sentenció el choque, en el minuto 91, cuando el partido entraba en una inercia pasiva que acabó condenando al equipo celeste. Los rojillos ya habían gozado de varias ocasiones muy claras en el segundo acto ante el desconcierto de los gallegos, que se les fue el control del envite conforme los minutos pasaban para acabar perdiendo su exiguo botín.
Se esperaba un Celta arriesgado y más punzante. A los nueve minutos, Aspas conectaba con su socio Mina, que marcaba el 0-1. En principio, anulado por fuera de juego, pero rectificado por el VAR. Enric Gallego equilibró el choque conectando como un bisonte a la carrera un centro espectacular desde la izquierda de Estupiñán.
Al Celta no le valía el empate, pero se fue diluyendo. Aspas usó el turbo, cambió de ritmo, pero su rosca en el golpeo le salió el balón lejos de palo de Herrera. El propio punta internacional puso a prueba los reflejos de Herrera en otro zapatazo esquinado. Fue casi un espejismo ya que Osasuna pasó a golpear con virulencia en el otro área. El envite seguía vivo con llegadas de los de Arrasate, que se gustaban.
A la cuarta. Los rojillos peleaban cada balón y trataban de asustar a un Celta que no terminaba de carburar, como en otro chut de Arnaiz nada más salir al verde, que gozó de otra más y una tercera acción en la que, de rebote, Torres se topó con Villar, abortando su disparo con una tarde inspirada del arquero.
Pero en el descuento, cuando se mascaba la equis, centro templado de Oier que peinaba Arnaiz para esta vez sí batir a Villar y estrenarse en la máxima categoría.
Remontada Gallego y Arnaiz, en el minuto 91, dieron la vuelta al marcador