La NBA, atenta a las secuelas cardiacas
■ Los efectos desconocidos que pueda dejar la enfermedad del COVID-19 a los jugadores que la hayan pasado preocupan a la NBA antes del reinicio de la temporada el 31 de julio en la burbuja de Orlando. Los especialistas médicos que trabajan con la NBA se centran en las posibles secuelas en el sistema cardiaco y la capacidad pulmonar, incluso una vez recuperados. Por eso, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE UU, después de que un jugador se recupere deberá someterse a un examen cardiaco.
Matthew Martínez, cardiólogo consultor de la Asociación Nacional de Jugadores, dice que el descanso es clave: “El daño cardiaco puede aumentar si se continúa haciendo ejercicio frente a una infección activa”, sobre todo “en un atleta profesional”. Y explica: “Nos preocupa que el alto nivel de intensidad del ejercicio pueda aumentar el riesgo de tener un proceso adverso cuando hay daño cardíaco relacionado con un virus”. Las recomendaciones del Consejo del Deporte del Colegio Americano de Cardiología señalan que “la lesión cardiaca aguda ocurre en hasta el 22% de los pacientes hospitalizados con COVID-19”. Y los jugadores de baloncesto tienen la mayor incidencia de muerte cardiaca súbita relacionada con el deporte en EE UU, según un estudio realizado en 2016.