AS (Catalunya)

Una Liga a la

Dos goles de Benzema le dieron el 34º título al Madrid ● Zidane sumó su undécimo trofeo

- LUIS NIETO ALFREDO RELAÑO @as_relano 38ª JORNADA

Dos Ligas, tres Champions, once títulos. Ya no es flor, sino flora y fauna. Zidane ha ido dos veces del Madrid al cielo, desde el campo y desde el banquillo. Es, pues, leyenda al cuadrado. Sus tres Copas de Europa como entrenador le dieron el título de excelencia. Las dos Ligas, la legión de honor, que tiene en mayor estima porque habla de constancia, insistenci­a, sacrificio y fortaleza de ánimo y de piernas en las cuatro estaciones del año. Incluso en cinco, como en este torneo que ocupó dos veranos por causas ajenas a su voluntad.

En el Di Stéfano el Madrid alzó los brazos tras este esprint de 35 días que le ha llevado a reconquist­ar el título tres años después. Diez triunfos seguidos saliendo como un proyectil desde el confinamie­nto con una plantilla muy poco renovada, desprovist­a en cierto modo de algunas de sus figuras por las lesiones (Hazard) o por omisión de socorro (Bale, James...), pero fortalecid­a por la ambición de sus clásicos (Ramos y Benzema, fundamenta­lmente). Es también el primer ‘major’ sin Cristiano y los 40 goles que traía bajo el brazo. Y con mérito repartido entre veteranos y noveles, entre jugadores que ya estuvieron en dos guerras mundiales y el baby-boom impulsado por Florentino al ver como se disparatab­a el mercado.

La penúltima estación le midió con un rival afeitado, sin Albiol, Alberto Moreno, Iborra o Cazorla de salida, reservados todos para el domingo, en su final ante el Eibar. Calleja hizo algún recorte ofensivo al meter un lateral (Rubén Peña) por delante de otro (Mario) y llevando a Chukwueze como segundo punta. Zidane, en cambio, quiso a Hazard para el gran día. Es difícil privar a jugadores de ese tonelaje de los partidos de la verdad. El belga indagó en posiciones interiores para abrirle un corredor a Mendy, el torbellino que viene. Pero el trampolín del Madrid, como en las dos últimas semanas, fue Modric, centrocamp­ista inagotable, Balón de Oro anteayer. Un jugador de altísima costura que le ha puesto cabeza a estos años de eurogloria. Sobre el principio de autoridad de Modric, en su versión sinfónica, construyó el Madrid el partido. Fue un dominio con red, sin agobiar demasiado pero sin concederle nada al Villarreal, un equipo tan bonito como bueno, de esos con los que se ensaña el fútbol porque van por la vida y por la Liga sin escolta.

Le pasó al filo de la media hora. El Madrid iba y venía, amagando, tirando de lejos, esperando su momento, y se lo brindó Chakla, con

Eran las 21:28 y Osasuna ya se había adelantado en el Camp Nou . Casemiro cortó una mala salida del Villarreal, entregó a Modric y este abrió para Benzema, que se le había ofrecido con un desmarque en zig-zag para confundir a la defensa y completó la maniobra colectiva con un tiro sereno, entre las piernas de Sergio Asenjo. Desde ese momento se podía dar campeón al Madrid por el rigor de su juego, que venía acompañado por la noticia de que a seisciento­s kilómetros de allí el Barça estaba en desconcier­to. Así que no fue extraño que acabara la noche con victoria del uno (la décima del desconfina­miento) y derrota ominosa del otro.

Claro, que hasta llegar a eso pasaron cosas, entre otras la muy fea de otro penalti a favor del Madrid en el que yo no vi nada ni me gustó su resolución, con un intento chapucero de marcarlo con lujo, que llevó a repetición trasformad­a con Benzema. Fue su gol número 21. Un penalti para consolar a Piqué y alimentar a los antimadrid­istas de toda España. Un gol cuya importanci­a creció cuando Iborra hizo el 2-1. Luego, el Villarreal apretó, un empate le metía en Europa, pero chocó en Courtois e incluso se salvó del 3-1 por el VAR, que esta vez contrarió al Madrid, anulando un gol de Asensio tras jugadón butragueñi­sta de Vinicius.

Al final, la caída del Barça mandó al limbo cualquier polémica. Pero son las anécdotas del último día. LaLiga no se gana el último día, sino en 38, y el que la gana es el mejor. El mejor ha sido el Madrid, puesto en pie por Zidane de una forma prodigiosa. Llegó a mitad de la temporada pasada a hacerse cargo de un grupo que había quemado a Lopetegui y Solari. Un grupo con aire gastado, como empachado de títulos y autosufici­encia, que parecía aconsejar una renovación profunda. Pues con esos mismos (los refuerzos, salvo Mendy, no han aportado nada) Zidane se ha hecho con este título. Ha sido la obra maestra de un entrenador superior.

El mejor ha

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puesto

en pie por

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Los jugadores del Real Madrid, con Zidane en el centro del grupo, se abrazan alborozado­s en el Di Stéfano con el trofeo de la Liga 34.
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