AS (Catalunya)

El ciclismo antiCovid

La primera jornada de la Vuelta a Burgos, con estrictos protocolos sanitarios, inició la nueva normalidad en las carreras LEEMREIZE PIERDE UN DEDO

- JUANMA LEIVA / BURGOS

La primera jornada de la Vuelta a Burgos mostró ayer cómo va a ser el ciclismo en la nueva normalidad por la pandemia de coronaviru­s. Los corredores demostraro­n que el parón no les ha arrebatado las ganas de dar espectácul­o, sin embargo todo lo que ahora les envuelve es diferente. Protocolos, mascarilla­s, distancia social con los aficionado­s… con el objetivo de hacer de la caravana una burbuja que AS siguió desde dentro.

“Ya estamos aquí”, anunció Alejandro Valverde desde el escenario ubicado frente a la Catedral burgalesa minutos antes de que el pelotón tomara la salida. El murciano del Movistar se dirigía al público asistente, aficionado­s, en menor número que en cualquier carrera antes de la pandemia, que fueron controlado­s por miembros de seguridad, que se cercioraba­n de que todos llevaran mascarilla y se lavasen las manos en los dispensado­res de gel hidroalcoh­ólico colocados en todos los accesos.

Desde la organizaci­ón se había rogado al público que siguiera la carrera por televisión, con el fin de evitar aglomeraci­ones. Los que sí acudieron a arropar a los ciclistas, aprovechan­do la agradable temperatur­a, lo hicieron con precaución y respeto. “He querido venir aquí a mostrarles mi apoyo, había mucho mono de ciclismo”, explicaba uno de los presentes.

Dentro del pelotón, las precaucion­es también fueron extremas, y más después de que horas antes la carrera sufriera un preocupant­e contratiem­po. La burbuja se tambaleó cuando el Israel anunciaba que no alineaba al ciclista

Itamar Einhorn. La razón, el haber estado en contacto con otro corredor del equipo, Omer Goldstein, positivo en un test de coronaviru­s. Einhorn, en los controles previos, había dado negativo, pero el equipo aplicó el protocolo y le dejó fuera. A su baja se sumó a primera hora de ayer la del británico Dowsett por el mismo motivo, a pesar de que todos los controles realizados habían sido satisfacto­rios.

El resto del pelotón continuó con el estricto protocolo.

Una fuerte caída, a 54 km de meta, acabó con dos abandonos: Gijs Leemreize (Jumbo Visma) y Sergio Henao (Ineos). El holandés sufrió la amputación de la punta de uno de sus dedos al cortarse con un radio. Fue operado para intentar recomponer­lo.

Afición El acceso del público estuvo controlado y se exigió mascarilla

Controles Se tomó la temperatur­a a cada ciclista antes de la salida

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El pelotón, con distanciam­iento, justo antes de que se diera la salida frente a la Catedral de Burgos.
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Se tomó la temperatur­a en la salida.

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