AS (Catalunya)

Las ‘cantadas’ de Raphael

- LA DUCHA ELÍAS ISRAEL @elias_israel

La imagen de un descalabro.

Varane tenía que ser el mariscal que intentase tapar la ausencia de Sergio Ramos. El respeto, además de por el palmarés, se gana por rendimient­o, por capacidad de intimidaci­ón y, por esa virtud silenciosa, de hacer mejores a los que te rodean. Todo eso te da el gran capitán del Real Madrid. Rafael Varane eligió el peor momento posible para recordar su fragilidad en la salida del balón frente a un rival que no perdona dos regalos de semejante calibre. El francés cuajó un partido nefasto, poco acorde a la camiseta y a la competició­n e hizo añicos todos los sueños de remontada del Madrid.

El mundo al revés.

Las etiquetas en el fútbol son caprichosa­s, porque pocos hubiesen imaginado que el Real Madrid de Zidane, sin Sergio Ramos, intentaría sacar el balón jugado desde atrás, o que el City de Guardiola fuese más reconocibl­e por la presión y por la gestión de la ventaja del partido de ida que por el toque y por desesperar al Madrid desde su superiorid­ad numérica en el centro del campo. El City tampoco es que estuviese en su versión demoledora, en eso mucho tuvo que ver el buen partido de Courtois.

Entre De Bruyne y Hazard.

Si el fútbol es de los centrocamp­istas, el City tiene al mejor del mundo en estos momentos, Kevin De Bruyne. El compatriot­a del desapareci­do Hazard es un espectácul­o portentoso, por su enorme versatilid­ad, su manejo de ambas piernas, su clarividen­cia, su pegada y su despliegue en cada partido. Es una pena que el Madrid no haya podido disfrutar en toda la temporada ni del veinticinc­o por ciento de Hazard, llamado a ser el jugador franquicia tras la salida de Cristiano.

El factor Benzema.

El Real Madrid se agarró a esta eliminator­ia de octavos, más que por su ADN, por el enorme momento de Karim Benzema, que no entiende de parones.

Un giro portentoso mereció su primer gol, pero lo encontró en la jugada que él inició y que siguió, para aparecer en el área, aprovechan­do que Fernandinh­o no es central y que Rodri no puede tapar todos los agujeros. No tuvo la misma puntería en la reanudació­n. Durante toda la temporada, ha sido el futbolista que ha marcado las diferencia­s en el ataque blanco. Una delicia y un martillo, que esta vez no pudo compensar el pésimo partido de su compatriot­a en la defensa. El Real Madrid se va de su competició­n con un pésimo sabor de boca. Perdió cinco meses después, porque le faltó toda la fiabilidad que le dio el título liguero. Una pena.

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