Clasicómano Van Aert
El belga bate a Alaphilippe para ganar su primer monumento en San Remo y confirmarse como una nueva estrella
Wout Van Aert partía entre los grandes favoritos a conquistar la Milán-San Remo, pero quedaba la duda de si este belga de 25 años, que se pasó a la carretera tras dominar el barro con tres oros mundiales en ciclocross, sería capaz de cumplir las expectativas. Incógnita que el del Jumbo, ganador de la Strade tan solo siete días antes, se encargó de despejar con un espectacular triunfo ante el vencedor de 2019, Julian Alaphilippe. Fueron los más fuertes en la última ascensión, el Poggio, a cinco kilómetros de meta, cuyas rampas decidieron la Classicissima más larga (305 km) y atípica de siempre, tras cambiar sus fechas primaverales por las calurosas de agosto debido a la pandemia.
Esa última subida también aclaró que esta 111º edición caería en manos de un valiente, ya que la ascensión, cuyo desnivel del 3,7% en sus 3,7 kilómetros se sumaba al desgaste de los 300 anteriores, eliminó a alguno de los velocistas más ilustres. Con ese panorama, muchos esperaban el ataque de Nibali, que ya había anunciado sus intenciones con varios compañeros haciendo de avanzadilla.
Alaphilippe no perdía detalle en cabeza del grupo. Cuando el Tiburón atacó, saltó a su rueda y le rebasó como un poseso.
Sólo Van Aert pudo mantenerse a una distancia que le permitiese enlazar en la bajada. Ambos se plantaron en la Vía Roma de San Remo con el grupo de perseguidores en los talones, aunque con la sangre fría de poder decidir la carrera en un mano a mano que se llevó el belga por media bicicleta.
Matthews completó el podio tras ser el más rápido del grupo perseguidor, en el que también marchaba un Gilbert que no pudo completar su colección de monumentos (noveno) y el mejor español, Alex Aranburu, que se estrenó con un meritorio séptimo puesto. La cuota de
Doblete Van Aert conquistó la Strade Bianche una semana antes