AS (Catalunya)

Un desafío para el Inter y para Italia

- DANIEL LAGOS

EI sevillismo mira a Colonia con la esperanza de seguir desafiando a la historia de la Europa League. Su camino mágico nace en 2006, cuando levantó su primer trofeo de la Copa de la UEFA imponiéndo­se al Middlesbro­ugh en Eindhoven. Allí mandaba en su banquillo Juande Ramos y junto a él, de segundo, estaba Antonio Álvarez, que no duda en mirar atrás y recordar para AS ese salto hacia la gloria: “La primera es imborrable. Tenías miedo a no ganarla, pero había un equipazo”.

El que después fuese también primer entrenador del conjunto sevillista busca semejanzas con el actual equipo: “El equipo se cree que va a conseguirl­o, en aquella primera final también había una mentalidad de este tipo. Era un martillo pilón y salíamos al campo pensando en cuántos goles íbamos a meter”.

El sevillismo recuerda ese equipo casi de memoria, con nombres como los de Daniel Alves, Maresca, Luis Fabiano o Kanouté.

Juande siguió llevando la batuta de un equipo que repitió éxito un año más tarde

Hace diez años el Inter vivía sus días más felices gracias al Triplete conseguido con Mourinho, hito único en el fútbol italiano. Desde entonces, los nerazzurri han vivido una larga etapa de reconstruc­ción, quedándose sin títulos desde la Copa italiana de 2011 y cambiando de dueño dos veces. Con la llegada de Suning, los milaneses han vuelto a sentirse grandes. Se han fichado estrellas (entre otras, Lautaro, Lukaku, Eriksen, y para el próximo curso está listo Achraf) y un técnico con alma ganadora como Conte. Antonio es único: también en un curso tan positivo, fue capaz de atacar tras la última jornada liguera a su propia directiva, culpable, según él, de no defenderle lo suficiente.

Aquella polémica hizo peligrar su banquillo, pero los éxitos de este mes ya parecen haberla convertido en un recuerdo lejano. Hoy el técnico tiene una gran bala para reforzar a su posición, al Inter, y también a todo el fútbol italiano. En el Bel Paese no se celebra un título europeo desde hace una década, y el rendimient­o en la Europa League de sus conjuntos fue casi vergonzoso. La de hoy será la primera final con un club italiano en 21 años, algo impensable en los 90, cuando la Copa de la UEFA fue de la Serie A hasta seis veces. Tuvo que llegar la pandemia y esta fórmula excepciona­l para que la competició­n se volviera a valorar como merece. Ganar hoy, le enseñaría el camino a los interisti y a todos los clubes del Calcio.

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