La inexplicable conducta del Jumbo

Para ganar un Tour de Francia hay que tomar riesgos. Para ganar una etapa, también. Y cada ciclista debe decidir qué riesgos quiere o puede tomar, cómo de peligrosa está la carretera y a qué velocidad debe ir. ¿Pero que un equipo, en este caso el Jumbo, mande o pida parar a los demás? Es inexplicable. No lo había visto en mi vida de ciclista y la imagen me pareció lamentable. Si ellos quieren parar, que lo hagan. Si los demás quieren bajar el ritmo, pues también. Pero que hagan gestos a los demás me parece más estrategia que otra cosa. Se saben el equipo más fuerte y ayer no podía ganar el Tour, pero sí perderlo, más cuando Primoz Roglic llegaba tocado.

Entonces, cuando un equipo quiera formar abanicos, ¿qué hacemos? Porque también son muy peligrosos. O cuando un corredor ataque bajando o con lluvia. O en un esprint. Mientras veía la etapa se me venían a la mente jornadas que viví yo como ciclista, como una en Andalucía en la que, como en Niza, la lluvia sacó toda la suciedad a la superficie y la carretera era una pista de patinaje. O la primera vez que se llegó al Angliru con bajadas como el Cordal o la Cobertoria, peligrosísimas y donde hubo caídas. ¿Que habría que haber hecho? ¿Decir a todos que llegaran juntos al pie del último puerto? Cada ciclista o equipo puede decidir no tomar riesgos, están en su derecho, pero uno no puede tomar la decisión por los demás.