AS (Catalunya)

Hugo Sánchez “Quiero jubilarme en un banquillo, como Luis”

En plena pandemia se me encendió la llama. Tengo que volver, tengo que volver. En ello estoy” “Mi edad no afecta a mis conocimien­tos. Ya no juego, tengo que transmitir todo lo que llevo dentro” “Ahora, desde la madurez, seré más coherente y sensato sin pe

- ENRIQUE ORTEGO

Hugo Sánchez a punto de fichar como entrenador de los cementeros de Cruz Azul”. El maldito 2020 se despedía con la inminente vuelta a los banquillos del mejor futbolista mexicano de la historia. Se convirtió en noticia de portada en casi todos los diarios mexicanos y de apertura de los informativ­os de Radio y Televisión con alcance a gran parte del continente por la relevancia mediática de su protagonis­ta.

Finalmente no ha fichado por Cruz Azul pero desde su domicilio madrileño confiesa que está dispuesto a volver a entrenar. No le importa dónde. Se iría hasta China, en el sentido más literal de la palabra, pero espera no tener que irse más lejos. Sus preferenci­as. México y España o España y México. Sus dos países. El ‘Machote’, apodo que le gusta, mira a los ojos de su interlocut­or en espera de la primera pregunta. —¿Cómo le ha dado por volver a los banquillos con 62 años? Ha estado a punto de firmar por Cruz Azul.

—Solo faltó la firma. La pandemia, encerrado en casa, me hizo reflexiona­r sobre la vida misma. Me he dado cuenta de que me estoy haciendo más mayor de lo que soy o de lo que estoy. Tengo fuerzas e ilusión y he decidido animarme a dirigir un equipo. Estoy muy cómodo en ESPN como analista. Me gusta lo que hago. Trabajo tres días a la semana y el resto se lo dedico a la familia. Pero de repente se me encendió la llama. Tengo 62 años con IVA y 52 sin IVA y como mi referente como entrenador es Luis Aragonés que se jubiló con los 70 años cumplidos, yo quiero hacer lo mismo. Siempre me he guiado por su ideología futbolísti­ca, su mentalidad, su carácter y quiero parecerme a él también en longevidad en los banquillos. —La mayoría pensábamos que se había retirado.

—Es cierto que en el último equipo que estuve, el Pachuca, perdí un tanto la ilusión por entrenar. Me fui para allá con todas mis esperanzas. Me hablaron de un proyecto de dos o tres años con una generación de jóvenes jugadores. Convencí a mi mujer y a mis hijas para irnos para allá y porque nos quedamos a un punto de la liguilla tuve que salir. Ese despido fue el detonante para que lo dejara. —¿Y en estos ocho años que han pasado nunca se le había encendido la llama como ahora?

—No. Había perdido la motivación y la ilusión de dirigir. Desde 2010 estoy en ESPN. Veo partidos, analizo, hablo, discuto, siempre con respeto, por supuesto. Pero me volvió la energía. En mi cabeza solo escuchaba, “voy a regresar a entrenar, voy a regresar a entrenar” y en eso estoy. Deseando reengancha­rme. He sacado todos los libros que tenía de entonces y con la llamada de Cruz Azul ya lo tenía todo preparado.

—¿Y por qué no ha terminado firmando?

—No he sabido con exactitud por qué al final no firmé. Están en un periodo parecido al del Barcelona y me dijeron que no tenían presupuest­o para pagar a mi equipo de trabajo. Todo estaba preparado. Todos dispuestos a viajar y la noche anterior me llamaron para decir que no nos contrataba­n. Me quedé con ganas, pero estoy dispuesto a aceptar una oferta interesant­e dentro de un orden. La familia me respalda en esta nueva etapa. Mis hijas se quedarían en Madrid y nosotros iremos donde nos llamen. Antes di prioridad a la familia y dejé de entrenar para que ellos no tuvieran que vivir otro caso como el de Pachuca. Les sacrifiqué por el fútbol y no quise repetir esa experienci­a y aunque hubo ofertas me quede con ESPN.

—Es de los que piensa, entonces, que los banquillos no tienen edad.

—Que yo sepa mi edad no tiene que afectar a mis conocimien­tos. Ya no juego, ahora dirijo e intento transmitir todos los conocimien­tos que he adquirido en mi etapa de jugador, de director técnico y, ahora, de analista. Son perspectiv­as diferentes que puedo aportar en esta nueva etapa. Se ve el mismo fútbol de manera parecida pero distinta. Lo que más me gustaba era jugar y no me gustaba el banquillo. Después me gustó el banquillo… como entrenador. —El nuevo Hugo entrenador se parecerá al Hugo de antes o viene con librillos renovados. —Seré el mismo de siempre con la diferencia de que ahora tengo una ilusión enorme. Las cosas sin motivación, no las hago. Salí campeón con Pumas en México. Luego con la selección hicimos buenos resultados en la Copa de Oro, llegamos a la final y en la Copa América, que fuimos terceros después de ganar a Uruguay. Ahora con 62 años tengo una madurez que no tenía con 50 y me siento capacitado para tomar decisiones más coherentes, sin perder mi carácter impulsivo y mi instinto que me ha ayudado mucho para tomar decisiones. Creo que ahora seré más sensato, más pragmático… —Como por ejemplo para que sus equipos no hagan marcajes al hombre por todo el campo, como hizo con el Almería con Chico Flores sobre Xavi y Ortiz sobre Iniesta…

—¿Por qué no? Entonces, hace once años, ningún entrenador se había atrevido a realizar una marca personal sobre los jugadores claves del Barça. Lo único que hice fue recordar que se tienen que utilizar las armas que cada uno tiene. Cuando te enfrentas al Real Madrid o al Barcelona hay que debilitarl­es para fortalecer­te tú. En el fútbol actual se ven los marcajes hombre a hombre. El otro día la Real Sociedad con el Barcelona presionó de esa manera y desactivó al contrario. Yo lo hice con esos dos jugadores para dejar a Messi sin sus abastecedo­res de balón. A él no lo le hice marcaje personal porque teníamos a los defensas preparados para hacerle un dos contra uno. Hicimos un cortocircu­ito a la maquinaria del Barcelona. Salió bien. Perdimos 1-0 por un gol que nos metió el ‘sinvergüen­za’ de Pedro desde fuera del área a la escuadra.

—Si entrenara a un equipo grande los marcajes al hombre tendrían menos razón de ser, supongo.

—Depende. Como entrenador uno tiene que hacer su ‘parado táctico’ y de estrategia correspond­iente según las armas que tiene. Si entrenas a un equipo con más calidad y talento tomas la iniciativa del juego pero siempre hay que intentar sacar provecho desde el grupo, no de manera individual porque sino quedas desbalance­ado. Hay que sacar fruto al talento pensando en el colectivo. Tienes que preocupart­e de tu estilo y de jugar como quieres. Que se acople el rival a ti y no tú al rival. Lo hacía con Pumas. —Hugo, el fútbol está cambiando. Existe una nueva tendencia representa­da en el Liverpool y el Bayern, en la que predomina el físico, el juego perpendicu­lar. Menos posesión. Más músculo que tiqui-taca…

—Ha habido una modificaci­ón.

A sus 62 años y después de ocho años sin entrenar, el mejor futbolista mexicano de la historia ha decidido volver a los banquillos. Ha estado a punto de firmar por el Cruz Azul y está atento a cualquier oferta.

Hay más intensidad. El jugador físicament­e está más preparado para resistir ese desgaste físico que hacen los equipos que pueden. A los que les alcanza. Hay otros que tienen un promedio de edad avanzado y no pueden hacer ese fútbol de presión alta, por ejemplo. No les llega la gasolina. Hay que saber qué jugadores tienes, su edad y cómo puedes utilizarlo­s. Los cinco cambios vienen bien para mantener la intensidad sobre todo en esos casos de jugadores mayores.

—¿El Hugo 2021 intentará adaptar su nuevo equipo a esta nueva ola o será más tradiciona­l?

—Me gusta la mezcla. No me gusta la intensidad del primer minuto al último. Hay que dar una pausa. No se puede presionar arriba todo el partido. Hay que cambiar. Ni desprecio la posesión ni desprecio el contraataq­ue. Me gusta mezclar en el mismo partido. Se puede partir de una alta intensidad y si te pones por delante, pasar a tener la pelota y buscar que se desgasten ellos.

—¿Cuál es su escala de valores como entrenador? —Primero la disciplina táctica. Segundo, la condición física y tercero, la gestión de grupo, utilizar el liderazgo para convencer a tus jugadores de que lo que se hace va a dar buenos resultados. Lo primordial es establecer un estilo de juego. Los futbolista­s tienen que saber qué hacer en cada momento y en el lugar donde tienen que posicionar­se y sus compañeros saber cómo le tienen que ayudar y qué tienen que hacer ellos. Hay que tener movimiento­s mecanizado­s para jugar con los ojos cerrados y que todos sepan lo que tienen que hacer.

—¿Tiene tantas ganas de volver al banquillo que aceptará la primera oferta que le llegue o planteará unas mínimas condicione­s básicas tanto deportivas cómo económicas? —-Claro. Estoy feliz donde estoy y con lo que hago. Aceptaré la propuesta de un equipo que llene la ilusión renacida. No me vale cualquiera. Lo de Cruz Azul, por ejemplo, sí me la había dado. Me voy haciendo más mayor y parece como si comenzara a preparar la jubilación y quiero hacerlo al estilo Luis. Jubilarme en activo. Quiero darme ese gusto de volver.

—¿Y le merece la pena a su edad y su status volver a sufrir como se sufre en un banquillo?

—Hay desgaste sicológico, lo reconozco. Cuando tienes 25 jugadores jóvenes que se sienten estrellas, los trato como hijos adoptivos en todos los sentidos. Me preocupo también por la persona. Siempre me ha gustado involucrar­me en el lado humano porque luego me van a dar más en el aspecto profesiona­l y me pueden dar el ciento por ciento.

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Hgo Sánchez controla el balón con la cabeza.

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