De Burgos acaba con la ilusión del Sporting
Los goles de Canales, de penalti, y Rodri dan el pase al Betis tras un par de polémicas arbitrales
Corría el minuto 17 de un partido que había comenzado igualado. Un disparo de Cumic que buscaba la base del poste derecho de Joel es desviado en su trayectoria por el brazo de Víctor Díaz. El árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea admite que el balón toca el brazo pero considera involuntaria la acción y pita córner.
No había pasado tres minutos y de nuevo el colegiado vasco no duda en mostrarle la tarjeta a roja a Marc Valiente, que llegaba tarde --y con los pies por delante-- a un balón que le arrebató Canales. El Sporting se quedaba con un jugador menos con más de una hora de partido por delante.
Por si fuera poco, seis minutos después, De Burgos Bengoetxea tampoco dudó en señalar, esta vez sí, penalti por una entrada de Javi Fuego a Diego Lainez en un balón dividido. Canales no perdonó en el lanzamiento de la pena máxima y el Betis ponía rumbo a los octavos de final de la Copa. Demasiado castigo en tan poco tiempo para el Sporting de David Gallego que se vio sentenciado muy pronto.
Después del 1-0, el Betis fue superior solo por que sabe jugar con el balón en su poder, tenía una pieza más sobre el césped e iba a ser cuestión de tiempo que pudiese ampliar la ventaja. Rodri se encargó de poner el 2-0 en la acción individual de la tarde.
En la segunda parte, el Betis se dejó ir ante un Sporting que puso corazón y sacó el orgullo. Así se acabó un partido que contó con público en El Molinón-Quini por primera vez en casi un año. Los afortunados fueron 300 sportinguistas a quienes, por número de abonado, les tocó volver disfrutar de una tarde de fútbol en el estadio gijonés. No contaban con que el partido se acabara tan pronto.
Es la Premier más abierta de los últimos años. Por eso, cuando Alisson sacó un balón en la línea a Bruno Fernandes, y otro todavía más claro a Pogba un poco después, el Liverpool recordó una imagen que cambió su camino hace algunos meses: la parada del portero brasileño a Milik, en un partido contra el Nápoles, en la fase de grupos de la Champions de 2019. Ahí también apareció Alisson, cuando pudieron ser eliminados, y el resto de la historia es de sobra conocida. Esta vez, el United, líder de esta Premier en solitario, fue quien no pudo con el guardameta red, aunque igual de notorio fue lo contrario: el Liverpool, que suma cuatro jornadas sin ganar, no fue capaz de tumbar a un rival tan candidato como cualquier otro.
Y sobre todo la hay porque el City, gracias a su victoria contra el Palace (4-0), puede colocarse líder entre semana si gana su partido pendiente contra el Aston Villa. Los de Guardiola están más vivos que nunca y sólo los aplazamientos los habían alejado de las primeras posiciones. Entre los citizens, United, Liverpool, Leicester y Tottenham hay cuatro puntos de distancia. Pero sólo un trofeo.
En su debut en Anfield, Thiago usó al Liverpool como un pedazo de plastilina. Toca, toca y toca, a veces en largo, a veces en corto, sigue tocando, incluso regateando en su posición, rompiendo líneas, hasta que la jugada coge la imagen que quiere. Cada vez que suelta la pelota, el escenario cambia por completo. A sus 29 años, y a pesar de las lesiones que le han impedido estrenarse con regularidad con la camiseta red, no hay ninguna razón para no pensar que su estancia en Anfield será un éxito. Al Liverpool le faltó que el nivel de Thiago y de Shaqiri fuera correspondido por los tres de arriba, insistentes, pero sobre todo por Firmino. Mientras que Shaqiri se encargó de recibir entre líneas, en su primera titularidad liguera en más de un año, el delantero brasileño falló donde nunca falla: en elegir la mejor opción. Tuvo a Robertson a su izquierda, solo, pero no le dio la asistencia.
El primer tiro del United llegó a la media hora: una falta directa de Bruno Fernandes que salió rozando la escuadra. Solskjaer colocó a su alineación de gala, con Martial, Bruno, Pogba y Rashford arriba. Los visitantes
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