Un empate insulso que no cura a Athletic ni Alavés
Pacheco fue el héroe en la cita previa a otra final de los leones
Otro empate de esos que no dicen nada. Un punto mudo para el Athletic, que amaga pero sigue sin enamorar y descuenta desconcertado los días para otra final de Copa. Lleva cuatro igualadas seguidas en Liga y ya le agota este lento goteo. Y también es insulso para el Alavés, que ni encuentra el dicho de a entrenador nuevo victoria segura. Si fuera así, con tanto cambio en Vitoria, tendrían un almacén muy bien surtido.
Calleja tiene mucha tarea por delante. Pacheco fue su héroe, pero debería ir al médico a que le receten algo más fuerte al comprobar que no puede ganar ni a un Athletic bastante vulgar durante una hora de juego. Marcelino optó por sacar a toda la segunda unidad, un equipo similar al del Granada hace un mes.
El Athletic debía de notarse con más heridas para curar porque tomó las riendas sin esperar ni al pitido inicial. Recuperó la pasión, mandíbula, armonía y decisión en el juego. Tuvo actitud y aptitud del primero al último jugador, y no es fácil con una mudanza tan grande, diez jugadores nada menos. Durante media hora, dominó pletórico el juego y tuvo tres buenísimas situaciones de gol.
Morcillo fue un puñal y Calleja tuvo que cambiar de banda a Navarro para guardar ese flanco. El Athletic B amaneció mucho mejor que el Alavés A, un equipo que ha recuperado a Lucas aunque el nuevo técnico ha arrinconado a pesos pesados como Laguardia y Manu García.
El Glorioso no estaba al pastel, era ajeno a la intensidad requerida. No podían ni respirar con la posesión porque llegar a diez pases era imposible. Pero en el tramo final de la primera parte todo cambió. Se asentó el Glorioso y hasta vio puerta dos veces, tantos anulados por un fuera de juego de Lucas y una mano de Tachi. Marcelino cambió todo el frente ofensivo, sacó a los cracks, y Berenguer tuvo la sentencia, pero emergió de nuevo un inmenso Pacheco.