Melamed un genio anda suelto
El canterano, con 20 años, se gradúa con un golazo que vale medio ascenso
Nada de lo que obra es intrascendente. No hay más que ver lo que han supuesto para el Espanyol los cuatro goles –y tres asistencias– de Nico Melamed en Segunda. Pero, por encima de todos, los dos últimos. La impresionante volea con la que el domingo celebró su vigésimo cumpleaños, que dio la victoria ante el Leganés, ha sido una de las dianas más celebradas del año. Y el cabezazo, pese a sus 173 centímetros de estatura, con el que empató in extremis en Anduva, hace justo un mes, la que menos se festejó con diferencia. Entre ambas han prendido la mecha de un ascenso que acarician los pericos.
“Yo venía de casa convencido de que iba a meter gol y de que íbamos a ganar sí o sí, y así fue”, expresa un Melamed exultante, que en cuestión de horas pasó de soplar las velas de su aniversario en la intimidad de su burbuja familiar a ser el centro de atención. “La felicidad es máxima”, admite, aunque recuerda: “No está nada hecho aún”. Nadie mejor que el canterano para saberlo. Cuando él marcó hace cinco jornadas, en el minuto 95 del Mirandés-Espanyol, abandonaban los blanquiazules la zona de ascenso directo. Aquel gol lo cambió absolutamente todo.
Sacudió el 2-2 de Melamed a un equipo que en solo cinco jornadas, fruto de otras tantas victorias, ha sacado siete puntos al Mallorca y hasta 11 a Almería y Leganés, la última víctima de un genio que anda suelto y que de promesa ha pasado a una palpable realidad.
El de Castelldefels, que hace ocho años ingresaba en la cantera del Espanyol y que posee raíces argentinas en su abuelo Felipe Ribaudo, campeón de la Libertadores, quedó blindado el pasado mes de octubre hasta 2024, con una cláusula de 15 millones que aumentará con el ascenso al que él mismo está contribuyendo decisivamente. Con goles y asistencias pero, sobre todo, con esa magia que sólo poseen los elegidos.