Singleton impide la gesta
El Madrid rozó la hazaña, que hubiera sido de época, tanto como para marcar toda una era triunfadora, la de Laso, así que imagen la magnitud de la gesta. Pero no, no alcanzó la orilla por escasos centímetros frente a un adversario colosal, en el que un apagado Larkin surgió en el último cuarto, de 0 a 10 puntos. Un Anadolu Efes con protagonismo inesperado de Pleiss y, sobre todo, de Chris Singleton, el héroe que devuelve al equipo turco a la Final Four.
El ala-pívot, ex del Barça, completó una actuación portentosa, clave para atacar la zona blanca y para abrir espacios. Terminó con 26 puntos y 38 de valoración. El estadounidense sentenció desde la personal tras un increíble triple del croata Krunoslav Simon que hizo añicos el pulso a 38 segundos de la bocina. Hasta entonces, el Madrid había sujetado al Efes más allá de sus posibilidades tras perder, recuérdenlo, por 25
Micic jugaba ahora a otra cosa, la consigna, “balones a Singleton” para romper la zona por el lado más débil. Un bloque distinto, menos imaginativo y creativo, más pendiente de la partitura. Y para el Real, cuando te enfrentas al mayor talento de Europa, eso ya es un triunfo.
La rotación cogía vuelo y Laprovittola, Llull y Rudy daban ventaja a los suyos: 33-39. En la reanudación, el quinteto titular se apagó en ataque mientras Micic crecía. En el cruce con el minuto 26, +12 (57-45). Regresaban a escena Llull y Rudy, y Thompkins sacaba fuerzas de la reserva para lucir manita. Lapro asumía más responsabilidad en el tiro y se completaba la remontada: 11-24 de parcial y 68-69.
El Madrid lo había vuelto a hacer, resucitaba para llegar vivo al último minuto mientras lidiaba con Larkin y Pleiss. Con la meta a unos pasos y 80-80 a Llull se le salía una entrada y… Simon, acorralado, embocaba el triple de su vida. Llull marró la respuesta y Singleton resolvió. El Efes siente que la historia le debe el título y va a por él.
El de ayer, ante el Zenit, era el partido más importante de los últimos años para el Barça. Tras un proceso de reconstrucción que empezó hace tres años de la mano de Pesic, el partido marcaba la diferencia entre el éxito y el fracaso para un club que ha invertido decididamente para estar en la élite del baloncesto. Era la diferencia entre jugar otra Final Four o no hacerlo y así se lo tomó el Barça. Con una intensidad defensiva no vista en toda la serie y la mejor versión hasta la fecha de Pau Gasol, el Barça fue superior durante todo el encuentro.
Pese a que el partido arrancó igualado, el Barça rápidamente cogió ventaja en el marcador (15-9). Todas las piezas, esta vez sí, encajaron: una defensa excelente, una intensidad adecuada para el partido, el acierto de las estrellas del equipo… Sólo faltó controlar un poco más el rebote, pues el Zenit vivió de él.
La conexión entre Pangos y Poythress generó problemas a los azulgrana, pero en general el base canadiense no estuvo cómodo a lo largo del partido. Sí Bolmaro, que aportó dos acciones vistosas, un mate y un triple, además del trabajo defensivo y su habitual intensidad (28-18).
Y en un partido como el de ayer, de máxima presión, Pau no podía fallar. Minutos de calidad, en ataque y defensa, en sus mejores minutos de la serie. Muy metido en el partido, celebrando cada canasta y contagiando a los suyos del espíritu de lucha que le ha acompañado durante toda su carrera. Puso cuatro tapones. También apareció Kuric, que siempre es una excelente noticia para el Barça. Cuando el de Indiana anota significa que el equipo está cómodo (43-30).
Pese a los intentos del Zenit, nada pudo hacer ante el Barça. Los rusos han jugado una serie excelente, con especial reconocimiento al trabajo de Xavi Pascual. Pese al inferior potencial, su equipo ha plantado cara al Barça, anulándolo por momentos, en una eliminatoria de la que pueden estar más que satisfechos. Pero ayer el equipo de Jasikevicius sabía que no podía fallar y no permitió respirar al Zenit. Contestaron cada canasta, con un Calathes muy acertado, ahogando a los rusos (57-39).
Con 20 puntos de distancia en el último cuarto, el Zenit necesitaba una heroicidad de la que no había ningún presagio. El Barça estuvo muy cómodo pues el Zenit tampoco hizo demasiado por inquietarle. Estaba ya todo decidido.