AS (Catalunya)

Del éxtasis al susto

El Madrid celebra con victoria los 54 años de Laso tras desperdici­ar 25 puntos de ventaja ● Yabusele, el mejor

- RICARDO GONZÁLEZ

Los cumpleaños no siempre salen redondos de principio a fin. Y el de Laso, 54 años ayer, un chaval como quien dice en la profesión, fue magnífico de salida y luego perdió fuelle. El Madrid pasó de asombrar con un arranque en tromba que le colocó con +25 (44-19) ante el AS Mónaco a perder toda la ventaja ante la incandesce­ncia de Mike James, el empuje de Donta Hall, los momentos de Motiejunas y el oficio del eterno Will Thomas (35 años). En los locales sobresalió Yabusele, desde su aterrizaje en septiembre, uno de los favoritos de la grada. Tesón, fuerza, tamaño, manita y siempre con una sonrisa, que eso ayuda. Terminó con 18 puntos y 25 de valoración. Fue clave al principio, en lo mejor de su equipo, y al final, en lo decisivo (94-86). A su vera, Heurtel mantuvo el ritmo mostrado en Valencia (12 tantos más 5 rebotes y 7 asistencia­s) mientras que el gesto de preocupaci­ón lo dejó Hanga, que se marchó con molestias en la parte posterior de la rodilla izquierda.

El Madrid voló durante los primeros 15 minutos, en proyección de 120 puntos, y desarboló a un debutante que llegaba triunfal, con 2-0. Defensa, velocidad y acierto para un parcial inicial de 13-1 que crecía hasta el 30-12 al cierre del primer cuarto con 7 canastas sin fallo y 3 de 7 de tres. Yabusele presentaba una estadístic­a impoluta y Hanga corría, cortaba y tiraba. Parecía que ni había duelo ni lo iba a ver, pero el Real se descompuso atrás, permitió rebotes bajo su aro ante la bestia Hall y James encendió motores: anotación y asistencia­s de varios colores. Respuesta, 7-20.

El partido nuevo llegaría definitiva­mente en la segunda parte, donde James continuó elevando la temperatur­a con triples inverosími­les y 14 puntos. De hecho, sus 24 tantos los logró en cuarto y medio, de 0 a 10 hasta el descanso y luego en el show del tercero. Al último acto, en el que la estrella monegasca acabó lesionada (problemas musculares), se entró 72-65. Motiejunas di otro empujón frente a Tavares, y Andjusic, Westermman­n y Will Thomas la clavaron de tres como si se tratara de una posta de relevos.

Taylor estaba en la marca de James, que no sumaba ahora, pero los blancos andaban atascadísi­mos. Y Will culminó la remontada tras el octavo pase del base americano: 81-83. Restaban tres minutos y el Madrid vio cómo el miedo intentaba metérsele en el cuerpo. Lo impidió su mejor hombre de la noche, Yabusele: canasta y a continuaci­ón tres tiros libres forzados que embocó sin inmutarse. Rudy daba la puntilla con un triplazo frontal, James quedaba KO y Heurtel remachaba.

Si era el termómetro de Jasikevici­us –“quiero ver cómo estamos para saber dónde estamos”, había avisado en la previa–, el mercurio reventó. Porque ante el reinventad­o Olympiacos, sin Spanoulis pero con Vezenkov, y con una defensa que venía de secar a Baskonia y Real Madrid, se repuso el Barcelona de una primera mitad de lo más errática para derribar entre el tercer cuarto y la prórroga el muro griego con su propia medicina, al compás de un descansado Mirotic. Y para sumar su tercera victoria en la Euroliga ante el coco de los equipos españoles y mantenerse invicto, a costa de que su rival perdiera tal condición.

Y eso que tan solo diez puntos –homenaje a los tiempos de Bartzokas en el Palau– logró anotar el Barça en el primer cuarto, un terrible balance que únicamente Higgins maquillaba ante el acierto de Fall, Sloukas y Dorsey. Antes del descanso, la tabla de salvación de los azulgranas no fue su mayor efectivida­d, sino que por momentos pudieron igualar el entramado defensivo del Olympiacos.

Del 0/12 en triples pasaron Kuric y Mirotic a anotar dos seguidos en el tercer cuarto, con ese ritmo vertiginos­o en las transicion­es que desde la banda exigía Jasikevici­us. Renacía Mirotic, asistía Calathes, se imponía Davies a Fall y el Barcelona, con un implacable parcial de 14-2, mostraba las primeras grietas de su rival en esta Euroliga. 55-47 a falta de diez minutos, que no fueron definitivo­s por mucho que los locales se empeñaron en fallar y que entre McKissic, Sloukas y Vezenkov fueron acercando al Olympiacos en el marcador hasta forzar la prórroga (67-67).

Y ahí, en la hora de los valientes, reaparecía Mirotic para poner tierra de por medio (75-70) entre una acción de jerarquía y una falta forzada y transforma­da por él. Desde luego que no se rindieron los de El Pireo, que a falta de profundida­d y dinamismo también recurriero­n a la suerte de los tiros libres, hasta el punto de que a 22 segundos para el final Dorsey ponía el 77-78.

Pero la épica no abandonó al Palau, ni a su capitán, Oriola, que a falta de siete segundos provocaba otra infracción sobre él y la aprovechab­a para establecer un ya irreversib­le 79-78 que ni Sloukas, sobre la bocina, fue capaz de revertir.

Adrenalina pura para el Barça que no podrá degustarla, acaso recuperars­e de la paliza física, pues mañana mismo ya le espera el Mónaco.

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El madridista Guerschon Yabusele enfila la canasta a la carrera con DaniloAndj­usic y Will Thomas tratando de frenar su galopada.

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