Sloukas remata a un Madrid de dos caras
Los de Laso remontan 14 puntos y se paran ● Mañana, el segundo
El Madrid firmó un buen arranque defensivo, unos pésimos doce minutos finales de la primera parte, un sensacional tercer cuarto ( 12- 23) y acabó inoperante, fallón desde el triple, sin generar espacios con penetraciones o balones interiores hasta que era demasiado tarde (67-58). Fue el doctor Jekyll y Mr. Hyde en cuatro actos, la explicación es triple: con Llull, Rudy y Ayón el equipo era fuerte atrás, sin ellos el bloque no se sostuvo. Agrietado.
También Reyes salvó la cara peleando a ratos con la más fea, con un Ekpe Udoh descomunal que hizo muchísimo daño por números e intimidación en el segundo cuarto, cuando se ancló bajo el aro para ir al tapón cada vez. Justo entonces surgía Kostas Sloukas, lugarteniente de Spanoulis en el Olympiacos y ayer capitán general. Alcanzó su mejor anotación de siempre en la Euroliga: 17 tantos (diez en el último cuarto) en un partido que terminó 75-69. Bogdanovic añadió otros 17, pero el Madrid le esperaba y, tras el arreón inicial, supo sujetarle, aunque reapareció con un lanzamiento lejano para apuntillar (72-64). Como sujetó a un desconocido Datome, al que Taylor echó el lazó durante varios minutos. Esa composición de tres altos y dos bajitos no le funcionó a Obradovic. Con Antic de cuatro y Datome de tres llegaron, en los cuartos impares, los mejores momentos del campeón.
La clave local estuvo en la defensa del perímetro, que asfixió a un Madrid que no sabía bien a qué atenerse ante tanto cambio de piezas. Zeljko pasó de jugar con los tres grandes a poner a un alero, Kalinic, como falso cinco. Esa fórmula, la más heterodoxa, le fue mejor. Los de Laso prácticamente calcaron los registros de los dos duelos de la primera fase, cuando lanzaron al 21% y al 29% desde la línea de tres. Esta vez se quedaron en un paupérrimo 23% (8 de 34 con 2 de 10 de Rudy, que estropeó ahí su gran actuación general). Además, tampoco funcionó otro de sus puntos fuertes, el cuidado del balón. Diez asistencias y 14 pérdidas, cuando suele dar 1,7 pases por cada balón extraviado.
El Real había pasado de achicar agua ( 36- 22) a remar con furia tras un parcial de 10-23 terrorífico que hizo tambalearse al enemigo ( 51- 52). Pero no persistió: Rudy necesitaba descanso y Ayón cometió una tercera falta absurda en campo contrario y luego le cayó una cuarta más dudosa (57-55). Un disparo al corazón blanco, un fogonazo letal en un día en el que Sergio Rodríguez entró en pista con el pie izquierdo. Y bien que se notó.
Tercer tropiezo seguido en la misma piedra, una grande y difícil de salvar. El Madrid ya sabe lo que hay. El enemigo es gigante, como la pelea, pero ve que tiene opciones. Y que tiene una plantilla más amplia. Quizá la fatiga acumulada en la serie pueda soplar de su lado.
Lo inopinable es que el Fenerbahçe se adelanta 1-0 y en 37 de las 44 eliminatorias previas pasó quien golpeó primero. Mañana toca el segundo asalto, de nuevo en Estambul, donde los chicos de Zeljko no pierden desde enero de 2015 (Olympiacos). La cuenta va ya por 20-0, aunque torres más altas han caído. El gran desafío blanco.