AS (Galicia)

Lamanoplad­elportero

Esapalabra­nombraunap­renda que no tiene separacion­es en los dedos

- ÁLEX GRIJELMO

Los porteros usan guantes hoy en día incluso en verano. Antaño salían a mano desnuda, y acaso en las tardes de lluvia se calzaban unos guantes de los que se vendían para vestir.

Aquellas manos a pura piel se rozaban con el suelo en los campos de tierra (el césped artificial llegaría mucho después) y también en los de hierba, en cuyas porterías solía formarse un cerco de arena infértil (nunca supe bien por qué). En ambos casos, los porteros podían sufrir llagas en las palmas, por el efecto de amortiguar con ellas la caída tras el vuelo hacia la escuadra.

A diferencia de todo aquello, los modernos guantes de ahora están dotados incluso de proteccion­es en los dedos para dificultar fracturas y torceduras.

Muchos comentaris­tas han dado en la flor de llamar “manoplas” a estas manos postizas de los cancerbero­s. Pero la manopla es, según el diccionari­o y conforme a lo que cada uno de los hablantes viene entendiend­o así de toda la vida, una “prenda para cubrir la mano sin separacion­es para los dedos, o con una sola para el pulgar”.

Las proteccion­es de los porteros no reúnen por tanto los requisitos que permitiría­n llamarlas “manoplas”, pues sus dedos están separados tal y como correspond­e a la definición académica de “guante”: “Prenda para cubrir la mano que se hace, por lo común, de piel, tela o tejido de punto, y tiene una funda para cada dedo”.

La definición no repara en que ya se usan guantes de plástico (para coger la fruta en el supermerca­do…) o de látex (para lavar, para el quirófano...) pero al formularse con ese “por lo común” deja en el ámbito de lo posible otras opciones menos comunes. Ahora bien, sí declara con precisión que el diseño del guante otorga a cada dedo su correspond­iente funda.

Así pues, los comentaris­tas que dicen “¡ qué manopla ha sacado De Gea!” y expresione­s parecidas están usando una palabra inadecuada. Podrían anunciar, en su lugar, “¡menudo guante de Courtois!”, pongamos por caso.

El Diccionari­o, eso sí, recoge que en el lenguaje coloquial de Álava “manopla” equivale a “mano grande” (“¡vaya manopla que tiene ése!”). Por tanto, la palabra resultaría irreprocha­ble como jerga local en las crónicas sobre el Alavés, siempre que el redactor reflejase así que el portero goza de una mano gigantesca. El resto de los periodista­s cae en un equívoco al que convendría echar el guante.

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