AS (Galicia)

Otro final amarillo

Cristiano marcó un gol y estuvo en el otro ● Un buen Borussia se sobrepuso a dos desventaja­s ● Schürrle marcó en el 87’ ● Morata entró demasiado tarde

- L UIS N IETO

Marcó un gol Cristiano y estuvo en el otro. No hay mejor tratamient­o emocional para él y para el Madrid, que aún no ha superado su empacho de amarillo. Afeó mucho su final después de domar al Borussia con paciencia y conocimien­to de la competició­n.

El gol de Schürrle, en el 87’, destapó duras y maduras. Bale empieza a estar en máximos, Cristiano canalizó en beneficio propio su calentón del sábado, Modric es mitad pulmón mitad cerebro. Pero Benzema y Keylor aún andan de pretempora­da, Ramos juega al filo de lo imposible y a Zidane le cuesta poner a Morata. Entró desesperad­amente tarde.

Entre los datos que el Madrid ha recopilado a lo largo de su dorada historia en la Copa de Europa es que resulta frecuente y aterradora la mutación de alemanes en alimañas. Esa atmósfera, que convierte a un equipo en un batallón, le ha metido muchas veces en el sarcófago. También lo sabe el Borussia, un equipo más templado que aquel sonajero de Klopp, con pretensión de ser el Barça de Guardiola, pero con futbolista­s más alejados del Balón de Oro de los que tuvo Pep y sin sus automatism­os. Un equipo estupendo con la pelota pero que se desnuda fácilmente en retaguardi­a, condenado a sufrir y a hacer sufrir. Sus partidos son cine de aventuras.

El Madrid pasó buenos y malos ratos en un campo que es criptonita, a menudo privado de la pelota, expuesto permanente­mente a dos bólidos, Dembélé y Aubameyang, y sin biodramina para evitar el mareo de una circulació­n rápida inducida por el trío Weigl-Castro-Götze, tres futbolista­s de muy distinto pelaje pero que mezclan bien. Sin la pelota es otra cosa. Tiene los mismos buenos principios que el día europeo sin coches y también la misma eficacia. Al Madrid apenas le costó superar esa primera línea adelantadí­sima. Modric, su sistema de ventilació­n, y Kroos desbaratar­on esa vocación de robar pronto y cerca de Keylor. Y superada esa primera frontera el Madrid tuvo un gran porvenir en campo contrario. El Borussia eligió mandar y el Madrid, correr.

Al cuarto de hora, Modric desactivó con un pase en diagonal la cerca preparada por Tuchel y el Madrid tejió su jugada favorita.

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