El Villarreal hizo méritos y Oyarzabal, los deberes
Gol mal anulado al Submarino y un tiro al palo de Borré
La Real está en cuartos gracias a su renta y superioridad en la ida y a su solidez en la vuelta. Pasó ratos de apuros porque el juego del Villarreal está al alza, pero el colegiado (gol mal anulado a Castillejo), la madera y el once de Escribá (cuatro pilares descansaron) le mantuvieron siempre estable. El Submarino fue mejor y debió aspirar a soñar, pero sin Trigueros ni Pato de inicio, el jugador más en forma y el más creativo, y con Borré al mando (un gol en toda la temporada) era difícil transmitir esperanzas de remontada. Pasó, cuestión casi matemática, el que menos rotó.
La Real se dedicó a no descomponerse y a contemporizar. Su único disparo a portería acabó en gol por la buena zurda de Oyarzabal. El Villarreal pudo deprimirse en ese minuto 16. Sin embargo, decidió morder. Rodrigo se echó al equipo a su espalda en busca de la heroica. A él se unió Soriano, mucho más atractivo por dentro que por fuera. Con el empuje de ambos llegaron las ocasiones y hasta el gol. Fue justo antes del descanso. Sansone se atrevió a quitarle una falta a Bruno para estrellarla en el poste. Soriano aprovechó el rechace.
Con 45 minutos por delante se esperaba un vendaval que arrinconara a la Real. Nada de eso sucedió. Porque el Estadio de la Cerámica bien podría llamarse el del Hielo y, sobre todo, porque el Villarreal, sin espacios a la espalda, es más bien espeso. Escribá fue sacando a sus congeladas estrellas al mismo tiempo que Eusebio fue hábilmente sustituyendo las piernas cansadas por otras más oxigenadas. El resultado fue que el Villarreal no tiró a puerta más, ante la frustración de su gente, y la Real confirmó que esta temporada tiene ganas y mimbres para dar una alegría a la suya.