El paraguas se ha roto; toca mojarse
Abelardo ya es historia como entrenador del Sporting. Al menos en esta etapa que, sin duda, no puede quedar manchada bajo ningún concepto. No ha podido reconducir una situación en la que tiene su parte de responsabilidad, pero nada más. Nadie puede satanizar hoy al ‘Pitu’ a quien le debe la vida el club rojiblanco. Como Preciado en su día, el técnico gijonés llegó en una situación extrema para insuflar ánimo y rescatar del abismo a un equipo muerto. Obró el milagro de ascenderlo a Primera a pesar de las dificultades, por mor de una sanción que limitaba y condicionaba los fichajes. Subió al equipo y lo mantuvo en las mismas condiciones. Ahora se va, parece que por la puerta de atrás, pero nada más lejos de la realidad. Su dimisión le honra. No ha aguantado más y se va con la cabeza alta.
Hasta ahora, Abelardo ha sido el paraguas bajo el que se han cobijado tanto el presidente Javier Fernández como el director deportivo, Nico Rodríguez. El carisma del entrenador gijonés centraba la atención de todos los focos. Pero se va sin que le haya llegado la oportunidad de mejorar con algún refuerzo el desastroso equipo que armaron entre todos el pasado verano. Ahora se queda solo sobre todo el máximo responsable técnico, que por ahora tiene más en el debe que en el haber de su hoja de servicios al frente de su parcela. Por tanto, será bueno que empiece por acertar en la elección del sustituto para el banquillo porque la clave del éxito empezará por ahí. Javi --como el ‘Pitu’ siempre se refería a él-- y Nico se quedan a la intemperie y les ha llegado la hora de mojarse de verdad.