Anoeta pide Champions y el Celta mira a la Copa
Juanmi decidió de cabeza y la Real mostró más interés
uanmi permite a la Real terminar la primera vuelta en puntos de Champions. Su gol a falta de veinte minutos le dio la victoria contra un Celta que salió pensando más en el Madrid, y lo pagó caro. Aunque estuvo cerca de llevarse un pequeño premio. Los donostiarras no lo permitieron, porque se lo tomaron más en serio, algo demostrado con las alineaciones, y aparcaron durante 90 minutos el sueño de la hazaña en el Camp Nou.
Ambos conjuntos arrancaron el partido con más dudas que certezas, como si su primera intención fuera la de dejar correr el tiempo para pasar el trámite con el menor dolor posible de cara a los partidos de Copa de entre semana. Pero luego poco a poco se fueron entonando, especialmente los txuri-urdin, que querían apurar sus opciones de Champions.
El gol no terminaba de llegar. Lo intentaba la Real algo más, pero también respondía el Celta, aunque había demasiado respeto, sobre todo porque los onces de ambos salieron repletos de pequeñas sorpresas que daban matices, especialmente el equipo vigués, en el que solo repetían tres jugadores de la victoria en el Bernabéu. Con Aspas en el banquillo, los debutantes Jozabed y Señé no estuvieron a la altura y no pudieron generar el peligro necesario como para inquietar a una defensa realista muy sólida.
Gran premio. Eusebio apostó por Vela y Willian José en ataque, a pesar de rotar a Oyarzabal y Prieto. Y como la Real puso la voluntad, se llevó el premio merecido, aunque llegara un poco tarde para los méritos que había hecho hasta entonces. Porque los donostiarras generaron más peligro en una primera parte igualada.
Tras el descanso, con los cambios, mejoró el Celta, que tuvo más la pelota y fue más incisivo, pero los realistas siguieron igual de sólidos, y encima apareció la magia de Vela, con dos ocasiones para haber adelantado a la Real. Tuvo que llegar el gol justo cuando ya no estaba sobre el césped. Para entonces, Yuri se había comido a quien se pusiera por delante, y Canales dirigió como antes de la lesión, recuperando las sensaciones que parecía ya perdidas. El cuadro olívico tuvo un arreón final que, espoleado por las ganas de Guidetti y Radoja, dio otro aire, pero pincharon en hueso.