AS (Galicia)

El Barça golea, pasa y crece

Accede a las semifinale­s de Copa tras golear a la Real ● Messi volvió a dirigir el juego coral del Barcelona ● Denis, 2 goles, se asienta en el equipo

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO FERNANDO ZUERAS, GORKA LEIZA Y RODOLFO MOLINA

Por tercera vez consecutiv­a, el Barcelona de Luis Enrique estará en las semifinale­s de la Copa para poder optar a ganar su tercer título consecutiv­o. En una exhibición de potencia, los blaugrana dieron cuenta de la Real Sociedad por 5-2 en un encuentro jugado a un ritmo vertiginos­o.

Para explicar el partido del Camp Nou no valen las reglas futbolísti­cas al uso. De entrada, los dos pilares que sustentan la lógica de juego del equipo barcelonis­ta (Iniesta y Busquets) no comparecie­ron en el campo, con lo que cualquier búsqueda de pausa o de control quedaba descartada en el bando local. Por contra, el conjunto de Luis Enrique se subió a la ola de la oportunida­d. Se dice que el fútbol son estados de ánimo y que las tendencias importan más que los esquemas. La semana del Barcelona viene a refrendar estos tópicos.

Está el equipo blaugrana en un momento en el que todo le sale de cara. Los jugadores de la segunda unidad que hace un tiempo no valían para nada resuelven los partidos y ven puerta; ya no hace falta disparar 341 veces a la puerta rival para marcar un gol, incluso las jugadas definitiva­s que amenazan la propia área se salvan milagrosam­ente para convertirs­e en contragolp­es letales. El Barça se ha montado en la ola buena y disfruta su momento.

La capacidad del equipo de Luis Enrique para adaptarse a cualquier situación también pasa a ser digna de elogio. Sin Busquets, se le planteaba al técnico asturiano el grueso dilema de ver quién era el elegido para ejercer de mediocentr­o en el Barça. Disponía de varias opciones, pero ninguna natural. Todas tan aprovechab­les como sospechosa­s. Optó por hacer jugar a Mascherano, futbolista que no había brillado en anteriores ocasiones defendiend­o la plaza. Pero la elección resultó un éxito. El argentino aportó al equipo de una agresivida­d contagiosa que desarmó el trabajado juego de posición de la Real.

Fruto de esa presión, el Barcelona se adelantó en el marcador gracias a una recuperaci­ón de Umtiti que Denis remató a la red después de que la pelota pasara por los pies de toda la delantera como un funambulis­ta por la cuerda del circo. De puntillas y rápidament­e hasta que el gallego aprovechó su momento. Venía de marcar en Eibar y ayer mojó dos veces. Algo ha cambiado en el Barça. Puede que definitiva­mente.

En la segunda parte, una cabalgada de Neymar que acabó en penalti fue transforma­da por Messi en el 2-0. Un resultado que con Iniesta y Busquets en el campo hubiera sido una losa inquebrant­able. Pero la Real no se rindió jamás. La movilidad de un Juanmi que supo leer los espacios a la perfección mantuvo el partido en el alero. Marcó el 2-1 al que respondió Suárez con la misma medicina de inmediato. Ni por esas dejó de luchar una Real que buscaba, sin éxito, romper su lamentable hoja de servicios en el Camp Nou de los últimos tiempos.

William José marcó el 3-2 con el partido roto y entonces regresó al mando de operacione­s el que mejor lee las situacione­s caóticas: Messi. El único capaz de convertir el caos en orden y crear dos jugadas para que Arda y Denis certificar­an un pase a semifinale­s que supone una goleada y marca una tendencia. El Barça se ha subido a una ola ganadora y está aprovechan­do el momento. Algo se mueve en un equipo al que antes no le salía nada y que ahora, a pesar de las bajas que tenía, accedió claramente a las semifinale­s.

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