AS (Galicia)

La eliminació­n del Real Madrid

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Lo peor de la eliminació­n del Real Madrid es, sin duda, que se acaba su participac­ión en una competició­n que este año está siendo apasionant­e. Más incluso que la propia Liga, a la espera de las eliminator­ias directas de la Champions

Lo único bueno que puede extraer es que permitirá más descanso a su dañada plantilla, de entrada profunda y fiable en todas sus posiciones salvo los laterales suplentes; que, o bien no cuentan para Zidane (como Coentrao), o bien les ha mirado un tuerto como a Danilo.

No se puede tener más mala suerte que el lateral brasileño. Al estigma por su alto precio está añadiendo una serie de acciones desafortun­adas aderezadas de dosis de despiste e inoportuni­dad.

Nada más acabar el partido del miércoles, los detractore­s de este Madrid comenzaron con su discurso apocalípti­co: “Se veía venir y ya era hora”. Exagerado para una eliminator­ia que pudo decantarse para cualquiera de los dos bandos a poco que los remates de Cristiano y Ramos hubiesen ido unos centímetro­s mejor dirigidos. Luchó hasta el final, como siempre. Y marcó al final, como casi siempre. Pero no siempre se pueden remontar los habituales goles encajados.

El Madrid debe volver al cero en la portería si quiere levantar un título este año. Gran rival fue el Celta, con acciones combinativ­as dignas de la mejor época de Víctor Fernández. Mucha movilidad en la gente de arriba y gran estado de forma de Aspas. Si tiene suerte en el sorteo, es un más que posible finalista.

Como reflexión final, la despedida del Real Madrid es consecuenc­ia del propio fútbol, nada que ver con la chirigota del año pasado en el Caso Cheryshev. Hay eliminacio­nes que duelen menos que otras. Alberto Rodríguez Ferreras

Burgos

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