Todo se inició al confundir el escudo de su camiseta
Un artículo, ya retirado, tildó al punta de ‘neonazi’
Pocas horas antes de volar hacia A Coruña, la plantilla del Betis se plantaba en la sala de Prensa del Villamarín y Joaquín, el capitán, leía un comunicado de apoyo que terminaba con un “todos somos Zozulya”. Igual de rotundo se mostró el Betis como entidad. “Ha tenido un comportamiento ejemplar”, aseguraba el club verdiblanco, que ha dado a Roman permiso para entrenarse en sus instalaciones.
Pero el futbolista, al menos ayer, no apareció por la Ciudad Deportiva. Se quedó en casa “hundido”, según dijo su agente en España, José Lorenzo. “Todo parte de una equivocación con su camiseta”, explica el representante. Aquel día de finales de julio en que firmó como bético, Zozulya aparecía por el aeropuerto de Sevilla con una camiseta del escudo nacional ucraniano que un periodista, días después, confundiría con la enseña del grupo radical Pravy Sektor, partido ultranacionalista. Aquel artículo, ya eliminado de la red, catalogaba al punta de “neonazi”.
En verdad, Roman financia y apoya a las milicias (en algunos casos, de ultraderecha) que luchan en el Oeste de su país contra los prorrusos, se fotografía con ellos e incluso posa con armas. Por la red circula además una foto del jugador junto a una bufanda de Stepan Pandera, líder independentista al que se acusó de colaborar con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Solidario. Hace unos meses, Zozulya vio un partido del Dnipro junto a los ultras del club y agredió a un árbitro, lo que le costó medio año de sanción. “El castigo es justo”, reconoció el propio Zozulya en un gesto de constrición más acorde con su otra cara: la de solidario empedernido. Roman ha subastado ropa para varios niños enfermos y montó hace unos meses una academia de fútbol para chicos desfavorecidos.