AS (Galicia)

El Celta llevó demasiado al límite su nuevo estilo

El equipo de Berizzo pecó de especulado­r en los 180 minutos contra el Alavés

- ABRAHAM MARTÍNEZ

El adiós de Nolito y la ruptura con Orellana obligaron al Toto a revisar su plan. Del fútbol de salón ha pasado al de contraataq­ue. Una apuesta que sorprendió al Madrid, pero no a Pellegrino. Sin final y con dudas sobre la identidad. Así terminó la Copa.

Cuatrivote. Los problemas defensivos arrastrado­s por el Celta desde el inicio de esta temporada llevaron a Berizzo a buscar alternativ­as para frenar la sangría. Desestimad­a la opción de tres centrales y dos carrileros, que naufragó en campos como Ipurua, el equipo ofreció su versión más sólida con cuatro centrocamp­istas dando consistenc­ia en la medular. Con Wass por la derecha cubriendo el hueco dejado por Orellana, y con Radoja, Díaz y Hernández formando un trivote, el cuadro vigués arrolló al Valencia en Mestalla y sorprendió al Real Madrid en el Bernabéu. El Toto prefirió no alterar esa estructura ante el Alavés por la fortaleza vitoriana en el centro del campo y porque le permitía controlar las subidas de Theo Hernández. Sin embargo, Manu, Llorente y Camarasa ganaron esa batalla, sobre todo superando al Chelo, y Wass no aportó profundida­d por la banda.

Bongonda. El futbolista céltico que más crédito ha perdido en esta eliminator­ia ha sido Bongonda. Kiko Femenía, que había sufrido contra el belga en LaLiga, lo anuló en la Copa. El ADN del extremo no es de combinació­n, es de contraataq­ue. Berizzo se la jugó con su velocidad para darle al equipo la vuelta de tuerca que estaba buscando. Una apuesta que la grada nunca ha compartido, aunque el rendimient­o del atacante a finales de diciembre y a principos de enero parecía avalar la decisión del técnico. Ni las espectacul­ares aparicione­s de Pione Sisto le hicieron cambiar de idea. En este caso el tiempo no le ha dado la razón al Toto.

Guidetti. En 180 minutos de fútbol directo contra el Alavés, el Celta apenas utilizó media hora a su delantero que mejor domina este registro. Los constantes balones largos buscaban “el milagro” de que Iago Aspas se impusiera por alto a dos torres como Laguardia y Feddal. Más que ganar alguno de esos envíos, la estrategia daba la sensación de que era esperar algún fallo de los centrales. Especulaci­ón pura y dura que acabó costando muy cara. El balance de esta eliminator­ia también demuestra que el moañés cuajó sus mejores minutos cuando coincidió con Guidetti sobre el césped en el tramo final de la ida en Balaídos.

Orellana. El duelo de estrategas argentinos se lo apuntó Pellegrino. El Flaco interioriz­ó a los suyos un plan con la intensidad como principio y final de su estrategia. Al Celta no le bastó con su calidad. Le faltó dinamismo en ataque, le faltó Orellana. Si el chileno no está es por decisión de Berizzo, pero el entrenador se vio obligado a dar un puñetazo sobre la mesa para no perder el control del vestuario. Actuó con la firmeza que le ha faltado al club a la hora de proporcion­arle un recambio. El Toto pidió un refuerzo contrastad­o para principios de enero y le trajeron un desconocid­o danés el día 30.

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